lunes, 23 de noviembre de 2015

¿CUÁL ES EL MIEDO, SEÑOR PRESIDENTE?

El propio Presidente Juan Manuel Santos, dio a conocer los aspectos del decreto que supuestamente zanjaría la discusión en torno al uso en Colombia de la plataforma UBER y que se ha convertido en una guerra entre taxistas y propietarios de vehículos de lujo que pretenden –mediante un servicio VIP- acomodarse un salario, frente al creciente desempleo reinante en el país.

Pero tal parece que el Vicepresidente Germán Vargas Lleras –encargado de buscar solución al problema- se salió con la suya, aprovechando la oportunidad para congraciarse con el gremio de los taxistas y fortalecer de esa manera su eventual aspiración de reemplazar en la Casa de Nariño a Santos.

La manera como está concebido el decreto, no termina con la discusión del uso de la plataforma UBER, pues solo se limita a permitirle a las empresas de taxis ya constituidas el reemplazo de los “taxis chatarra”, por los autos que ya vienen operando bajo la denominación de “Viajes Imperial”, con los cuales han hecho una copia vulgar del servicio UBER y facilitar sin reglamentación alguna el uso de plataformas similares.

El decreto en nada reglamenta el uso de la plataforma tecnológica UBER y por el contrario, se congela el parque automotor del servicio individual de pasajeros, permitiéndole a las empresas de taxis, reemplazar los vehículos chatarra valorizando aún más los cupos (hoy tasados en más de $120 millones) y los vehículos que ingresen a partir del año entrante. Con ello los conductores seguirán siendo esclavos de los empresarios del transporte.

Lo que ha hecho el Gobierno es establecer los pilares para el encarecimiento de las tarifas del servicio público individual de pasajeros, cediendo a las presiones de los empresarios del transporte y al chantaje vulgar de quienes reclaman la vocería de los conductores de taxis, estos últimos, quienes en más de una ocasión, realizaron paros y bloqueos en las capitales para atajar el avance de UBER.

¿Qué pasará ahora con los más de 30 mil propietarios de las camionetas blancas que hay en Bogotá vinculadas a empresas de transporte como servicio especial, y algunos de los cuales afiliados a UBER? Ellos también pagan impuestos, seguros, las cuotas de los carros, mantenimiento, rodamiento, créditos financieros y afiliaciones…Y además, de ello derivan el sustento de sus familias.

Y para colmo de males, los proyectos de ley que pretenden reglamentar las modalidades del transporte de pasajeros en el país, no avanzan ni existe la voluntad política de senadores y representantes para elaborar un verdadero estatuto de transporte. Ahora se anuncia un nuevo proyecto que dormirá el sueño de los justos, pues no hay el tiempo suficiente para estudiar tantas iniciativas ni mucho menos para evacuarlas.


Pareciera que los mandatarios caminan bajo el régimen de terror que les imponen los transportadores, sin importarles la suerte de millones de usuarios en el país que reclaman buen servicio, tarifas justas, seguridad, vías y vehículos adecuados y un trato amable de parte de los operarios de los sistemas. ¿Cuál es el miedo, señor Presidente?