viernes, 15 de febrero de 2019

DIGAMOS NO AL FRACKING




Bogotá D.C., 15 – II - 2019

Ni el Gobierno ni Ecopetrol ni los empresarios petroleros dicen la verdad sobre la práctica del Fracking y sus consecuencias. Pero mientras en Europa y en los estados norteamericanos de Nueva York, Pensilvania, Virginia Occidental y Texas, se proscribe este procedimiento, Colombia parece ir a contravía de la protección ambiental.

El tema vuelve a ser noticia, a raíz de las recomendaciones formuladas por un grupo de once expertos convocados por el Gobierno y que le dan vía libre  para avanzar con proyectos específicos en la búsqueda de crudo y gas de esquisto cumpliendo estrictos requisitos de preservación ambiental.

Sin embargo, quedan muchas preguntas en el ambiente, pues aunque desde los entes oficiales lo nieguen, la práctica ya se ha intentado en el pasado en Colombia –según los mismos funcionarios de Ecopetrol y del ministerios de Minas y Energía y del Medio Ambiente-, quedando como evidencia los desastres ocurridos en San Martín, Cesar y Puerto Wilches y Barrancabermeja, Santander.

Y para entrar en materia en torno a la utilización de estos métodos que tantos movimientos en contra generan en el mundo, vale la pena preguntar inicialmente con relación al documento en el cual se apoyará el ejecutivo para introducir abiertamente la práctica en nuestro territorio: ¿Por qué –incluso los súper técnicos convocados por el Gobierno, ocultan que esa práctica de extracción de petróleo y gas implica graves riesgos para la salud de los habitantes en los entornos cercanos a los  yacimientos no convencionales (YNC)? Y como todos, se van por la línea del menor esfuerzo, diciendo que “nada está comprobado”.

Un tema de salud pública

En Colombia, el tema de la salud pública no se evalúa y pasa a un segundo plano, frente a la avaricia petrolera que generalmente arrasa con el medio ambiente.

Para la extracción del gas y petróleo en los YNC –expliquémoslo en palabras sencillas-, se inyecta en el subsuelo una mezcla de agua, arena y productos químicos a presiones muy altas para reventar las rocas que almacenan los combustibles y permitir que estos fluyan a la superficie, pero las mezclas manan subterráneamente hacia las fuentes de agua, contaminándolo todo a su paso hasta llegar a quebradas y los ríos.

En algunos casos se utilizan hasta una docena de productos químicos -algunos de ellos no son identificables-. Entre los más comunes están el metanol, cuyos vapores pueden causar irritación en los ojos, dolor de cabeza, fatiga y su ingestión en dosis mínimas pueden provocar daños físicos permanentes y la muerte; compuestos BTEX (benceno, tolueno, xileno, metilbenceno), listados como contaminantes peligrosos del aire y contaminantes en la Ley de Agua Potable Segura, cuya exposición prolongada puede provocar cáncer, insuficiencia de la médula ósea o leucemia y efectos sobre el sistema nervioso central; plomo, especialmente dañino en el desarrollo neurológico de los niños y puede causar problemas reproductivos, presión arterial alta y trastornos nerviosos en los adultos; fluoruro de hidrógeno, sus vapores son irritantes, corrosivos y tóxicos; ácido sulfúrico, un carcinógeno que se encuentra en las baterías de autos, altamente corrosivo en los tejidos del cuerpo y muy letal; formaldehido, se usa para embalsamar restos humanos o animales, su ingestión puede causar la muerte y su simple exposición, puede determinar daños pulmonares y en las mujeres problemas reproductivos.

Fracking en el Magdalena Medio

El Gobierno Nacional siempre ha negado que en el país se esté usando el fracking para la extracción de gas y crudo. Pero el propio ministro de Minas y Energía Germán Arce, en 2016 aseguró en una conferencia en Aguachica, Cesar, que esa práctica se realizaba “desde hace algunos años de manera experimental.

Ese mismo año, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) contrató con ConocoPhillips Company, la tercera petrolera de los Estados Unidos, con sede en Texas, la implementación de 33.714 hectáreas, entre San Martín y Aguachica (Sur del Cesar) y Rio Negro (Santander) para la práctica del Fracking. Y aunque todo se hizo con el mayor sigilo posible, fueron las organizaciones ambientalistas, quienes denunciaron ese hecho.

Y el presidente de la ACP, Francisco José Lloreda, dijo en noviembre de 2018, que algunas prácticas experimentales que se realizaban en el Magdalena Medio, fueron suspendidas, luego de un pronunciamiento del Consejo de Estado.

En marzo de 2018, en el corregimiento La Fortuna, en zona rural de Barrancabermeja, se presentó una emergencia por la presencia de crudo, lodo y gas, proveniente del pozo Lizama 158, que anegó una amplia zona y afectó al río Sogamoso. Sus efectos desastrosos alcanzaron incluso hasta el río Magdalena.

Ecopetrol dijo entonces que se trató de una falla en un pozo abandonado, pero organizaciones ambientalistas, afirmaron que hubo prácticas de fracking que se realizaban en la zona. La emergencia se prolongó por más de un mes y aunque los organismos dependientes de Ecopetrol y del Ministerio de Ambiente realizaron investigaciones, aún sus resultados no se conocen.

Y, de la misma manera como el ministro de de Minas y Energía Germán Arce, en el gobierno pasado, defendió el fracking, como una manera de incrementar las reservas petroleras, su sucesora en la era de Duque, María Fernanda Suárez, se ha mostrado abierta a la regulación del uso de esa técnica, hasta el punto que fue la promotora para constituir el grupo interdisciplinario de técnicos ambientalistas para sustentar su tesis en la explotación de los hidrocarburos en el país.

Con lo que no contaba, es que en su informe final, la comisión de expertos, si bien recomendó avanzar con los proyectos piloto integrales de investigación de fracking (PPI), planteó la necesidad de adoptar medidas específicas como transparencia e información, desarrollo de capacidades institucionales, nivel de riesgo, efectiva participación ciudadana y aprobación de comunidades locales, antes de proceder a ejecutar los programas.

En caso de llevarse a efecto la explotación de crudos a través del fracking, los departamentos que resultarían más afectados son Santander, Cesar, Bolívar, Norte de Santander y Antioquia, en donde la oposición al uso de ese tipo de explotación de hidrocarburos, es muy alta.

Muy lamentable, dicen las organizaciones ambientalistas y pobladores de zonas en riesgo, que el Gobierno insista en proteger la explotación de hidrocarburos con prácticas peligrosas, sin tomar en cuenta los riesgos que se ciernen sobre las poblaciones más vulnerables del país.

#DespiertaColombia