domingo, 24 de abril de 2016

¿POR QUÉ TODOS QUIEREN LA FISCALÍA?

FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN - BOGOTÁ


La Fiscalía General de la Nación, creada, para dinamizar la investigación criminal y facilitar el proceso del sistema oral obligatorio, no ha podido superar las expectativas establecidas por la Constitución de 1991 y al contrario, se ha convertido en 25 años de historia en un ente paquidérmico, burocratizado y atrapado en la maraña de la politiquería.

Lo más grave es que el sistema de designación del Fiscal General de la Nación, por parte de la Corte Suprema de Justicia, de terna elaborada por el Presidente de la República y su manipulación por parte de los partidos políticos mayoritarios, ha contribuido a su desprestigio y la pérdida de credibilidad en la opinión pública nacional.

En el último capítulo para la designación de este funcionario, el protagonista es el propio Presidente Juan Manuel Santos, quien para demostrar su independencia a los colombianos en la elaboración de la lista, convocó a un concurso al cual concurrieron más 150 prestigiosos abogados, pero a la hora de la verdad, era solo un ardid para disfrazar sus intenciones, pues desde un principio todo el país sabía quiénes serían los ternados.

Por esa razón, el proceso solo creó expectativas y desazón entre los ingenuos juristas que se presentaron a la convocatoria de la Casa de Nariño. Fueron escogidos a dedo por el Jefe del Estado, Mónica Cifuentes, asesora del Alto Comisionado de Paz; Yesid Reyes, ministro de Justicia y Néstor Humberto Martínez, quien ocupó hasta el año pasado el cargo de ministro de la Presidencia.

Por coincidencia esa misma terna, cuyos nombres figuraban de tiempo atrás en el sonajero y que fueron escogidos por el Presidente Santos sin tomar en cuenta ninguno de los otros 13 candidatos de altísimo nivel que también fueron seleccionados, fue el detonante para la renuncia de la superministra María Lorena Gutiérrez y que aprovechó el mandatario para anunciar los ajustes de su gabinete.

Y Aunque los tres aspirantes tienen la idoneidad y la capacidad para desempeñar el cargo, la presencia de Néstor Humberto Martínez no deja de provocar ciertos sinsabores en algunos círculos políticos, de congresistas y de profesionales del derecho.

Los dos restantes, Mónica Cifuentes y el ministro de Justicia Yesid Reyes -por ser actualmente funcionarios-, generan suspicacias, frente a su independencia, y temores de que puedan ser manejados a su antojo por el Gobierno.

El poder de la Fiscalía

La Fiscalía General de la Nación, es el segundo organismo más grande y poderoso del Estado, después de Ecopetrol y que actualmente está en un proceso de reestructuración física y logísticamente.

La Fiscalía maneja un presupuesto para este año, equivalente a $3 billones 360 mil millones de pesos, de los cuales más del 94 % se invertirán en funcionamiento y sólo $172 mil 600 millones (menos de un 6 %) se destinarán a inversión en innovación tecnológica y mejoramiento forense.
En todo el país ocupa a más de 28 mil funcionarios de distintas categorías, lo cual convierte al jefe del organismo en uno de los mayores nominadores del país.

Tal vez, por esa razón, es que todas las miradas del Congreso y la clase política, se vuelcan en torno a la Fiscalía General de la Nación.

El Fiscal General, en sus faltas disciplinarias y responsabilidad penal es investigado sólo por Comisión de Acusación e  Investigaciones de la Cámara de Representantes. Esta institución sería reemplazada por el Tribunal de Aforados creada por la reforma de equilibrio de poderes aprobada el año pasado, pero demandada por el exfiscal Eduardo Montealegre, ante la Corte Constitucional.

Actualmente en la comisión reposan más de cien expedientes contra quienes desde el año 2000 han ocupado esa posición, Muchos de los expedientes han caducado y otros ni siquiera han sido repartidos para su conocimiento.

Los fiscales de turno se amparan generalmente en que los congresistas designados en la Comisión de Acusación e Investigaciones, tienen cuotas de poder, especialmente en las regiones. Denuncias en ese sentido se han formulado especialmente desde la prensa, pero es muy difícil que estas prosperen.

Especialmente en esta ocasión, la Fiscalía cobra una inusitada relevancia dado que será clave en los procesos que tendrá que conocer, una vez se concrete la paz y se pongan en práctica el modelo de justicia que se acuerden en La Habana.

¿Ambición por el poder?

El cargo de Fiscal General de la Nación, podría pasar desapercibido y quien lo ocupe simplemente podría ser un alto funcionario más en el Estado, si se toma en cuenta que su remuneración mensual es de $11.229.206, distribuidos así: por concepto de asignación básica $4.042.516, y por gastos de representación $7.186.690, además de las primas y vacaciones (decreto 219 de 2016).

Pero lo que genera tanta ambición por la posición, es el manejo burocrático, el presupuesto, la influencia y el conocimiento que se adquiere durante los cuatro años y que al igual que a todos quiénes han pasado por el cargo, les brinda la posibilidad –luego de un año del retiro- de asumir posiciones o llevar importantes negocios multimillonarios.

Además, que parecen estar blindados frente a la aplicación de la ley, como ha ocurrido con Eduardo Montealegre; Guillermo Mendoza Diago; Mario Iguarán y Luis Camilo Osorio, que siendo tan evidente su actuación irregular, no han sido procesados.

De los tres nominados en la terna que esta semana deberá discutir la Corte Suprema de Justicia, despierta especial desconfianza Néstor Humberto Martínez, dadas sus condiciones profesionales especiales, pues para el común de los colombianos no es normal someterse al escrutinio público por una remuneración tan baja, cuando superaría con creces su prestigio en cualquiera de los bufetes de los cuales es dueño o condueño.

Martínez, ha sido superintendente bancario, ministro de Justicia y del Interior, superministro de la Presidencia; abogado asesor de los conglomerados económicos más grandes de Colombia y de multinacionales con negocios en el país; consejero de banqueros como Luis Carlos Sarmiento Angulo; de empresas de radio y televisión y socio de DLA Piper,  una de las firmas de abogados más grandes del mundo.

Y no es que con ello haya procedimientos ilegales, pero por lo menos, por aquello de la “malicia indígena” que tenemos los colombianos, no deja de ser sospechoso.


La Corte tiene la última palabra.

miércoles, 20 de abril de 2016

EL ICBF, SIGUE AL GARETE Y CON NUEVOS PROBLEMAS


                                         SOFÍA GAVIRIA                   CRISTINA PLAZAS

La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas MIchelsen, deberá enfrentar sendos debates ante el Congreso, por supuesta negligencia  y omisión en sus funciones, permitiendo con  ello que la muerte de niños por desnutrición aguda se multipliquen en el país, especialmente en zonas vulnerables como La Guajira, Chocó y la Amazonía.

Esta situación se suma al mal manejo que le dio al paro de las madres comunitarias que durante más de una semana mantuvo en vilo al país y que fue levantado, luego de la intervención de una comisión integrada por representantes del Congreso, la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y del ministerio del Trabajo.

Plazas Michelsen ha intentado defenderse de las acusaciones que le llueven en todas las latitudes, utilizando para ello su capacidad mediática, en su intento por ocultar los problemas que se ciernen 
Sobre el ICBF.

En reiteradas ocasiones ha sugerido, sin concretar, que algunos congresistas interfieren en la contratación del instituto, despertando suspicacias hacia senadores y representantes.

Estos hechos generaron el miércoles una reunión de las directivas del Partido Liberal en donde se analizó a fondo la crisis por la que atraviesa el instituto y la situación particular entre Plazas y la senadora Sofía Gaviria Correa, esta última señalada de perseguir políticamente a la funcionaria  por no darle un contrato de alimentación a la Fundación Lucerito de la que ella es una de sus fundadoras.

RESPUESTA DE LA SENADORA

Gaviria Correa manifestó que “hace once años fui una de las 120 personas agrupadas para crear esta entidad sin ánimo de lucro, con el objetivo de auxiliar a niños y jóvenes víctimas de violencia sexual, pero desde hace más de diez años no hago parte de su junta directiva, ni tengo vínculo alguno con la entidad. Sin embargo, he seguido los pasos de Lucerito y, con complacencia, he sido testigo de cómo, durante todos estos años, la fundación ha cumplido a cabalidad con su finalidad, apoyando la recuperación de 5.890 menores”.

Agregó que durante ese tiempo la Fundación Lucerito, “ha sido la única entidad de su género en atender a víctimas menores de cinco años de edad y en operar  en zonas rurales. Por ello, me indignó enterarme de que, en diciembre pasado, 150 menores, que estaban siendo atendidos por la institución, en el Quindío, quedaron sin ninguna protección o apoyo por parte del ICBF.  La desatención a estos niños vulnerables, y no la adjudicación alguna de contratos a la Fundación Lucerito, es lo que he reprochado públicamente a Cristina Plazas”.

Gaviria Correa, quien preside la Comisión de Derechos Humanos del Congreso y el Frente Parlamentario Contra el Hambre,  ha sido, una crítica de las políticas sociales del ICBF, por lo cual ha llamado en diversas ocasiones a debates de control político  a la funcionaria en mención.

PIDEN RENUNCIA DE PLAZAS

Durante la reunión se respaldó una moción de senadora liberal quien pidió la renuncia de Cristina Plazas luego de citar las irregularidades en las cuales ha incurrido en los últimos meses así:

Cristina Plazas ha faltado a su función de rendir cuentas ante el Congreso. De las más de 19 ocasiones en las que ha sido citada a comisiones y plenaria de la Cámara de Representantes y del Senado, solo ha comparecido ante el legislativo seis veces.

Bajo la dirección de Plazas, se han incumplido los acuerdos gubernamentales pactados con las madres comunitarias, relacionados con contratos, salarios y prestaciones sociales. Esto ha generó una crisis que derivó en el gran paro que acaba de terminar y para el fin del cual varios congresistas tuvimos que mediar.

Han sido múltiples las investigaciones existentes contra el ICBF y contra los adjudicatarios del mismo, por prevaricato, peculado, interés indebido en la celebración de contratos y celebración de contratos sin formalidades.

A pesar de que Colombia es el segundo país del mundo con mayor incidencia de embarazo adolescente, el ICBF no ha establecido una política pública eficaz, de alertas tempranas o de prevención, en cuanto a salud sexual y reproductiva de menores: cada año, hay más de 165.000 niños nacidos de adolescentes.

No se ha puesto en operación los mecanismos necesarios para evitar el maltrato infantil y el abuso sexual a menores, cuya estadística ha aumentado preocupantemente durante su administración. Mucho más grave esto, cuando este abuso ocurre en los mismos hogares del ICBF.

Cristina Plazas ha faltado a su obligación de brindar atención integral a menores víctimas del conflicto.

A causa de una mala implementación de procedimientos por parte del ICBF, las adopciones, en los últimos cinco años, se han reducido en un 62%, lo que vulnera el derecho fundamental de los niños a tener una familia.

El ICBF no está brindando a nuestros niños condiciones que garanticen su derecho a la alimentación. La grave situación de inseguridad alimentaria está causando frecuentes escándalos de muertes por desnutrición en La Guajira. Esta situación se repite en Chocó, Guainía, Vaupés, Vichada, Santander y Huila, entre otros departamentos.  En 2015, se notificaron 260 muertes de menores de cinco años, por desnutrición y 808 por causas asociadas a la misma, y en las 12 primeras semanas de 2016, se registraron 53.

Tampoco el ICBF ha hecho lo necesario para que el país cuente con estadísticas serias y fiables acerca de la situación de la niñez en Colombia, indispensables para la racionalización e inversión adecuada de los recursos públicos.  Plazas incumplió con su deber de tener lista, para el 2014, la encuesta quinquenal de Situación Nutricional, la ENSIN, insumo básico para verificar avances y proponer acciones en seguridad alimentaria en el país.

Finalmente la senadora Gaviria Correa dice que Plazas está tendiendo mantos de dudas para ocultar la realidad porque “la dirección del ICBF le quedó grande” y que esto está afectando a los cientos de miles de menores y familias que deberían recibir atención integral de esa entidad”.


viernes, 15 de abril de 2016

S.O.S. POR EL MEDIO AMBIENTE



TORRE DE PERFORACIÓN EN LOS LLANOS ORIENTALES


El Gobierno Nacional a través de sus ministerios de Minas y Energía, Medio Ambiente; Ecopetrol, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), está empeñado en buscar los dólares que le hacen falta para sostener el post conflicto, privilegiando la búsqueda de crudo arrasando con los intereses ecológicos del país.

Se olvidan que parte de la crisis vivimos hoy, se debe a las malas políticas gubernamentales en materia de hidrocarburos, sumadas a la denominada “locomotora minera”, que facilitó el ingreso de grandes inversionistas extranjeros y que al cabo de un tiempo su descarrilamiento generó que Colombia entrara (aunque lo nieguen) al club de los países afectados por la enfermedad holandesa.

No hubo tal desarrollo minero y la imprevisión y las malas administraciones acabaron, prácticamente, con nuestra industria petrolera, porque durante los últimos 15 años de bonanza no se invirtió como se debía, para preservarnos de la época de las “vacas flacas” y el Gobierno utilizó indiscriminadamente a Ecopetrol como su caja menor, y se malversaron los recursos de la venta de sus acciones. Claro, todo justificado hoy en la caída internacional de los precios del crudo.

Desde 2010, el país, aumentó sus exportaciones de petróleo, carbón, níquel y oro. El café, las flores y productos manufacturados, pasaron a un segundo plano y la industria nacional comenzó a ceder en favor de los productos extranjeros como consecuencia de la firma de los Tratados de Libre Comercio. 

El dólar que hasta hace dos años costaba $1.800, comenzó a subir de precio, tomando desprevenida a la industria y los exportadores colombianos, que obviamente no tuvieron como reaccionar. Así la economía colombiana se fue a pique.

Pero existen ahora dos amenazas latentes, frente a la cual los colombianos debemos estar alertas: El otorgamiento de licencias de manera indiscriminada a la industria petrolera para la exploración, perforación y producción de hidrocarburos y la práctica del “fracking” para aumentar la extracción de crudo.

En ambos casos, parece ser que el Gobierno de Juan Manuel Santos, unificó los criterios entre sus distintas agencias, para buscar a como dé lugar el petróleo, que cree será la salvación del país, una vez el crudo estabilice sus precios en el mercado internacional, sin discriminar si se trata de zonas protegidas o no.

Y la sentencia la hizo el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, (ministro de Hacienda del gobierno de Álvaro Uribe), en un foro de la Contraloría General de la República:

“Con la paz esperaríamos tener la posibilidad de entrar a Caquetá mucho más fuerte, a Putumayo, a Catatumbo, sitios donde antes era difícil acceder. La paz nos debe permitir no solamente a Ecopetrol, sino a todas las petroleras del país, generar el desarrollo en las regiones, sacar más petróleo”.

Y advirtió: “O el país saca más petróleo, o aumentan los impuestos o hay menos mejoramiento de vías. Entonces, hay que proteger el petróleo y el gas porque este país fiscalmente depende del crudo”.

LICENCIA PARA MATAR “LA MACARENA”

Ismael Medellín Dueñas, alcalde de La Macarena en el departamento del Meta, denunció ante el país cómo la ANLA otorgó una licencia para la explotación petrolera en la zona de la serranía, considerada como un paraíso natural del país.

La autorización está contenida en la Resolución 0286 del 18 de marzo de 2016 que autoriza a la empresa Hupecol la explotación en 150 puntos diferentes de la región, lo cual en la opinión de los habitantes de La Macarena se convertiría en un desastre ambiental de grandes magnitudes.

Según el alcalde, la explotación petrolera se realizaría muy cerca de los nacederos de los ríos Guayabero, Duda y Lozada que convergen en su municipio y afectaría Caño Cristales, el río de los siete colores, una de las atracciones turísticas mundiales de la zona.

Lo curioso es que estas áreas de explotación entregadas por la ANDA, limitan con las zonas declaradas protegidas.

Cabe preguntar si el Presidente Santos está al tanto de esta situación, pues en reiteradas ocasiones ha manifestado su desacuerdo con que se otorguen licencias en zonas de protección ambiental.

Precisamente el Plan Nacional de Desarrollo prohibió las actividades agropecuarias, de exploración o explotación de recursos naturales no renovables o la construcción de refinerías de hidrocarburos en zonas previamente delimitadas por el Ministerio de Ambiente.

La ANLA ha sido muy cuestionada desde su creación en 2011, por la entrega indiscriminada de licencias para la explotación minera y más recientemente por permitir explotaciones agropecuarias cerca de los páramos.

En julio de 2014, los campesinos de 56 veredas de Puerto Asís y el Valle del Gamuez, en el corredor fronterizo Puerto Vega-Teteyé, cerca de Ecuador, se organizaron en una protesta pacífica para solicitar al Gobierno Nacional que derogara una decisión de la ANLA de ampliar, al Consorcio Colombia Energy, en más de 12.000 hectáreas la perforación de 100 nuevos pozos petroleros y extender un sistema para la captación de agua en los ríos San Miguel, Cuembí, y Putumayo. Finalmente la ANLA echó para atrás la disposición.

“FRACKING, EL CÁNCER DE LA TIERRA”

No contentos con el peligro que se cierne sobre zonas ecológicas protegidas, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) acaba de contratar con ConocoPhillips Company, la tercera petrolera de los Estados Unidos, con sede en Texas, la implementación de 33.714 hectáreas, entre San Martín y Aguachica (Sur del Cesar) y Rio Negro (Santander) para la práctica del Fracking.

Aunque todo se ha hecho en medio del mayor sigilo posible, fueron los propios habitantes de los tres municipios quienes denunciaron el convenio a través de la WEB.

El diario El Espectador publicó recientemente una nota en la cual expone la preocupación de los habitantes de la zona, dados los inmensos daños ecológicos que podrían derivarse de esa práctica, prohibida en muchos países del mundo.

El fracking –como lo concibe la organización Greempeace- consiste en una técnica no convencional para la extracción de gas natural o crudo de ciertos yacimientos. Se trata de explotar el gas acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas sedimentarias para permitir la extracción de los hidrocarburos. Para ello es necesario realizar cientos de pozos e inyectar millones de litros de agua cargados con un químico tóxico para sacarlo a la superficie.

Ese proceso, según Greempeace, provoca la contaminación de las aguas subterráneas, la contaminación de la atmósfera, genera emisión de gases de efecto invernadero (metano), provoca terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos por la ocupación del territorio y en muchos casos la desaparición de fuentes naturales de agua.

Según los científicos se requiere entre 9.000 y 29 mil metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo pozo que se perforan a una profundidad de hasta 2.500 metros.

Muchas de las sustancias químicas utilizadas son altamente cancerígenas y se ha comprobado que contaminan fuentes cercanas de agua. Especialmente en la zona está muy cerca el Rio Magdalena y muchos de sus afluentes pasan por los tres municipios.

Cada plataforma, según dicen los expertos, requiere entre 4.300 y 6.600 viajes en camión para el transporte de maquinaria, limpieza, etc.) y las operaciones de la propia planta también pueden causar una contaminación atmosférica significativa si tenemos en cuenta los gases ácidos, hidrocarburos y partículas finas.

No obstante esta situación, pareciera que el Gobierno Nacional, más preocupado hoy por las conversaciones en La Habana y por sus resultados, no está tomando en cuenta que para alcanzar la paz, primero debemos reconciliarnos con el medio ambiente.

NOTA AL MARGEN

Al momento de publicar este artículo, el Presidente Santos anunció la suspensión provisional de la licencia para actividades petroleras en la zona de La Macarena. Lo que debe es impedirse que se siga maltratando el medio ambiente de manera definitiva, pues el impacto ecológico es grande, especialmente cuando de manera ilegal se está construyendo entre la selva una carretera de varios kilómetros que implica la tala de árboles y muy seguramente la muerte de especies nativas animales y vegetales.



martes, 12 de abril de 2016

LA EQUIDAD DE SANTOS PARA ALCANZAR LA PAZ

Madres Comunitarias a las afueras del ICBF en Bogotá
Foto tomada de RCN

Contrariando los pilares de su programa de gobierno “Paz, equidad y educación”, el Presidente Juan Manuel Santos, resolvió continuar en materia laboral, la línea de su antecesor Álvaro Uribe, al ordenar “tercerizar” a uno de los sectores más sensibles de la población para privilegiar económicamente a un grupo de comerciantes impuestos en las regiones por gamonales y políticos corruptos.

Se trata de las denominadas Madres Comunitarias, que realizan un paro nacional en demanda de prerrogativas justas y por el respeto de sus derechos constitucionales.

Muchas de ellas con más de 25 años de servicio, podrían quedar hoy, sin su trabajo de toda una vida, enfermas, sin seguridad social y sin el reconocimiento de una pensión digna, porque el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), las obligó a depender de unos operadores que las subcontrata a término fijo por dos, tres o cuatro meses, sin el reconocimiento de su antigüedad.

La responsable de esa situación es Cristina Plazas Michelsen, una abogada, burócrata de profesión, a quien desde distintos sectores se le acusa por las deficiencias en la operación del Instituto y la ausencia de programas que eviten que los niños en los territorios más alejados y pobres del país sigan muriendo por hambre.

En sus manos, el ICBF, nada ha mejorado y por el contrario, la corrupción es más evidente, como consecuencia de la parcelación partidista regional, en una entidad, que por sus características, debiera estar alejada del síndrome de la política.

Plazas Michelsen, es ahijada política del vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien es el director natural de Cambio Radical, partido al cual pertenecen buena parte de los funcionarios del ICBF a nivel nacional y regional. Además un amplio grupo de senadores y representantes de los partidos de la “Unidad Nacional” son beneficiados allí con sus cuotas burocráticas.

El paro fue originado por la prepotencia de Plazas y sus funcionarios, pues aunque desde comienzos de 2015, había reclamos de las distintas asociaciones de madres en el país, ella se negó a dialogar para conocer cuáles eran sus demandas y por lo menos socializar el decreto que obliga a contratar con operadores externos.

Esa norma fue adoptada en desarrollo de los programas que dejó Karen Cecilia Abudinen Abuchaibe, una abogada barranquillera, exfuncionaria del BID y del Manco Mundial en Washington y quien trabajó en la Fundación NU3 que también se beneficia de los contratos oficiales del ICBF.

Abudinen Abuchaibe, también ficha de Cambio Radical, quien fungía como directora de Primera Infancia del ICBF, se retiró para asumir como funcionaria del alcalde de la capital del Atlántico, Alejandro Char.

 NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA

Las 63 mil Madres Comunitarias, entre ellas algunos padres que atienden a un millón 77 mil niños y niñas en educación inicial han realizado tres paros en el gobierno de Santos, para solicitar garantías en su estabilidad y continuidad laboral.

El propio ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, al ser aprobado el Presupuesto General de la Nación en octubre de 2013, garantizó ante el Congreso, que, “a partir de enero de 2014 las madres comunitarias tendrían un contrato a término indefinido, con aportes a salud, pensión y caja de compensación familiar incluidas”. Para sorpresa de ellas, la promesa no se cumplió y al contrario, se les sometió a un procedimiento contractual que, incluso, viola sus derechos constitucionales.

Sostienen estas trabajadoras, que al vencerse cada periodo contractual de dos, tres o cuatro meses, quedan cesantes durante 15 días, antes de suscribir los nuevos documentos, período durante el cual, no se les reconoce ninguna remuneración, aunque sí se les obliga a atender a los niños en sus hogares.

Esa circunstancia igualmente la aprovechan los operadores, para abstenerse de volver a contratar a aquellas madres que padecen enfermedades crónicas o simplemente las discriminan por su edad, con lo cual se les violenta su mínimo vital.

Ni que decir al hablar del tema nutricional de los niños. Estas madres, que deben adaptar sus casas para atender a 12 o 15 niños (sin que se les pague la locación), solo reciben para su manutención $2.550 diarios por cada uno, equivalente al 70 %  de la tabla nutricional establecida por el ICBF, por lo cual en muchos casos, las tutoras deben remover cielo y tierra para ajustar la dieta de los menores a su cuidado.

Aunque en la mesa de diálogo, concurren cinco congresistas, los ministros de Salud y Trabajo, delegados de la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo, las representantes de las Madres Comunitarias y otros funcionarios, nunca en los últimos tres años, se ha brindado una solución de fondo y estas trabajadoras siempre llevan la peor parte.

La directora del ICBF, Cristina Plazas, alega que en la parte laboral la situación es inamovible y que las madres comunitarias tendrán que seguir sometiéndose a los contratos que les ofrecen los operadores, pues ese, ya no es un problema de la entidad a su cargo.


Mientras tanto los colombianos seguiremos preguntándonos: si hay tantas promesas incumplidas de Santos y si –como ocurre en este caso-, no hay equidad para un grupo sensible y muy vulnerable de trabajadores, ¿cómo alcanzar la reconciliación para que la paz en Colombia sea un hecho?