viernes, 15 de abril de 2016

S.O.S. POR EL MEDIO AMBIENTE



TORRE DE PERFORACIÓN EN LOS LLANOS ORIENTALES


El Gobierno Nacional a través de sus ministerios de Minas y Energía, Medio Ambiente; Ecopetrol, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), está empeñado en buscar los dólares que le hacen falta para sostener el post conflicto, privilegiando la búsqueda de crudo arrasando con los intereses ecológicos del país.

Se olvidan que parte de la crisis vivimos hoy, se debe a las malas políticas gubernamentales en materia de hidrocarburos, sumadas a la denominada “locomotora minera”, que facilitó el ingreso de grandes inversionistas extranjeros y que al cabo de un tiempo su descarrilamiento generó que Colombia entrara (aunque lo nieguen) al club de los países afectados por la enfermedad holandesa.

No hubo tal desarrollo minero y la imprevisión y las malas administraciones acabaron, prácticamente, con nuestra industria petrolera, porque durante los últimos 15 años de bonanza no se invirtió como se debía, para preservarnos de la época de las “vacas flacas” y el Gobierno utilizó indiscriminadamente a Ecopetrol como su caja menor, y se malversaron los recursos de la venta de sus acciones. Claro, todo justificado hoy en la caída internacional de los precios del crudo.

Desde 2010, el país, aumentó sus exportaciones de petróleo, carbón, níquel y oro. El café, las flores y productos manufacturados, pasaron a un segundo plano y la industria nacional comenzó a ceder en favor de los productos extranjeros como consecuencia de la firma de los Tratados de Libre Comercio. 

El dólar que hasta hace dos años costaba $1.800, comenzó a subir de precio, tomando desprevenida a la industria y los exportadores colombianos, que obviamente no tuvieron como reaccionar. Así la economía colombiana se fue a pique.

Pero existen ahora dos amenazas latentes, frente a la cual los colombianos debemos estar alertas: El otorgamiento de licencias de manera indiscriminada a la industria petrolera para la exploración, perforación y producción de hidrocarburos y la práctica del “fracking” para aumentar la extracción de crudo.

En ambos casos, parece ser que el Gobierno de Juan Manuel Santos, unificó los criterios entre sus distintas agencias, para buscar a como dé lugar el petróleo, que cree será la salvación del país, una vez el crudo estabilice sus precios en el mercado internacional, sin discriminar si se trata de zonas protegidas o no.

Y la sentencia la hizo el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, (ministro de Hacienda del gobierno de Álvaro Uribe), en un foro de la Contraloría General de la República:

“Con la paz esperaríamos tener la posibilidad de entrar a Caquetá mucho más fuerte, a Putumayo, a Catatumbo, sitios donde antes era difícil acceder. La paz nos debe permitir no solamente a Ecopetrol, sino a todas las petroleras del país, generar el desarrollo en las regiones, sacar más petróleo”.

Y advirtió: “O el país saca más petróleo, o aumentan los impuestos o hay menos mejoramiento de vías. Entonces, hay que proteger el petróleo y el gas porque este país fiscalmente depende del crudo”.

LICENCIA PARA MATAR “LA MACARENA”

Ismael Medellín Dueñas, alcalde de La Macarena en el departamento del Meta, denunció ante el país cómo la ANLA otorgó una licencia para la explotación petrolera en la zona de la serranía, considerada como un paraíso natural del país.

La autorización está contenida en la Resolución 0286 del 18 de marzo de 2016 que autoriza a la empresa Hupecol la explotación en 150 puntos diferentes de la región, lo cual en la opinión de los habitantes de La Macarena se convertiría en un desastre ambiental de grandes magnitudes.

Según el alcalde, la explotación petrolera se realizaría muy cerca de los nacederos de los ríos Guayabero, Duda y Lozada que convergen en su municipio y afectaría Caño Cristales, el río de los siete colores, una de las atracciones turísticas mundiales de la zona.

Lo curioso es que estas áreas de explotación entregadas por la ANDA, limitan con las zonas declaradas protegidas.

Cabe preguntar si el Presidente Santos está al tanto de esta situación, pues en reiteradas ocasiones ha manifestado su desacuerdo con que se otorguen licencias en zonas de protección ambiental.

Precisamente el Plan Nacional de Desarrollo prohibió las actividades agropecuarias, de exploración o explotación de recursos naturales no renovables o la construcción de refinerías de hidrocarburos en zonas previamente delimitadas por el Ministerio de Ambiente.

La ANLA ha sido muy cuestionada desde su creación en 2011, por la entrega indiscriminada de licencias para la explotación minera y más recientemente por permitir explotaciones agropecuarias cerca de los páramos.

En julio de 2014, los campesinos de 56 veredas de Puerto Asís y el Valle del Gamuez, en el corredor fronterizo Puerto Vega-Teteyé, cerca de Ecuador, se organizaron en una protesta pacífica para solicitar al Gobierno Nacional que derogara una decisión de la ANLA de ampliar, al Consorcio Colombia Energy, en más de 12.000 hectáreas la perforación de 100 nuevos pozos petroleros y extender un sistema para la captación de agua en los ríos San Miguel, Cuembí, y Putumayo. Finalmente la ANLA echó para atrás la disposición.

“FRACKING, EL CÁNCER DE LA TIERRA”

No contentos con el peligro que se cierne sobre zonas ecológicas protegidas, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) acaba de contratar con ConocoPhillips Company, la tercera petrolera de los Estados Unidos, con sede en Texas, la implementación de 33.714 hectáreas, entre San Martín y Aguachica (Sur del Cesar) y Rio Negro (Santander) para la práctica del Fracking.

Aunque todo se ha hecho en medio del mayor sigilo posible, fueron los propios habitantes de los tres municipios quienes denunciaron el convenio a través de la WEB.

El diario El Espectador publicó recientemente una nota en la cual expone la preocupación de los habitantes de la zona, dados los inmensos daños ecológicos que podrían derivarse de esa práctica, prohibida en muchos países del mundo.

El fracking –como lo concibe la organización Greempeace- consiste en una técnica no convencional para la extracción de gas natural o crudo de ciertos yacimientos. Se trata de explotar el gas acumulado en los poros y fisuras de ciertas rocas sedimentarias para permitir la extracción de los hidrocarburos. Para ello es necesario realizar cientos de pozos e inyectar millones de litros de agua cargados con un químico tóxico para sacarlo a la superficie.

Ese proceso, según Greempeace, provoca la contaminación de las aguas subterráneas, la contaminación de la atmósfera, genera emisión de gases de efecto invernadero (metano), provoca terremotos (sismicidad inducida), contaminación acústica e impactos paisajísticos por la ocupación del territorio y en muchos casos la desaparición de fuentes naturales de agua.

Según los científicos se requiere entre 9.000 y 29 mil metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo pozo que se perforan a una profundidad de hasta 2.500 metros.

Muchas de las sustancias químicas utilizadas son altamente cancerígenas y se ha comprobado que contaminan fuentes cercanas de agua. Especialmente en la zona está muy cerca el Rio Magdalena y muchos de sus afluentes pasan por los tres municipios.

Cada plataforma, según dicen los expertos, requiere entre 4.300 y 6.600 viajes en camión para el transporte de maquinaria, limpieza, etc.) y las operaciones de la propia planta también pueden causar una contaminación atmosférica significativa si tenemos en cuenta los gases ácidos, hidrocarburos y partículas finas.

No obstante esta situación, pareciera que el Gobierno Nacional, más preocupado hoy por las conversaciones en La Habana y por sus resultados, no está tomando en cuenta que para alcanzar la paz, primero debemos reconciliarnos con el medio ambiente.

NOTA AL MARGEN

Al momento de publicar este artículo, el Presidente Santos anunció la suspensión provisional de la licencia para actividades petroleras en la zona de La Macarena. Lo que debe es impedirse que se siga maltratando el medio ambiente de manera definitiva, pues el impacto ecológico es grande, especialmente cuando de manera ilegal se está construyendo entre la selva una carretera de varios kilómetros que implica la tala de árboles y muy seguramente la muerte de especies nativas animales y vegetales.



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