sábado, 8 de febrero de 2014

TALA INDISCRIMINADA, AMENAZA REAL EN EL AMAZONAS

El mundo perdería en este siglo uno de sus pulmones claves, de continuar en las selvas colombianas la tala indiscriminada de bosques, sin que haya políticas claras para impedir las actividades de organizaciones al margen de la ley.


Colombia se quedará pronto sin bosques y el mudo perderá uno de sus pulmones claves, de continuar –frente a la mirada desapacible del gobierno- la tala indiscriminada de bosques, un flagelo que dominan organizaciones al margen de la ley y frente al cual la intervención del Estado se ha quedado corta.

Así lo aseguran las ONG internacionales, algunas con sede en el país y las cuales se nutren de información procesada por organismos nacionales de investigación científica.

Según cifras del Ministerio del Medio Ambiente, Colombia supera los 50 millones de hectáreas de bosques, casi la mitad de su territorio pero, en diez años se perdieron seis millones de hectáreas en la región de Amazonas.

Para citar un ejemplo, solo en el Departamento de Guaviare que tiene una extensión 55.500 Kilómetros cuadrados (5 millones 550 mil hectáreas), entre 2002 y 2012, fueron taladas 220 mil hectáreas, principalmente por la conversión de estas zonas para la ganadería extensiva, como lo sostiene Luz Marina Mantilla Cárdenas, directora del Instituto SINCHI, una organización dedicada a la investigación científica.

Y aunque para este departamento se dispone de una ayuda del gobierno local de siete mil millones de pesos, para la ejecución de dos nuevos proyectos de recuperación de los recursos ambientales, la suma es muy corta frente a la progresión del problema. No obstante se brindan nuevas alternativas de aprovechamiento sostenible de los recursos no maderables a los habitantes de la región.
 “Guaviare es el segundo departamento amazónico realmente comprometido con el tema ambiental y va en la ruta de contribuir con sus regalías a resolver un problema que amenaza la supervivencia de los servicios ecosistémicos de la región”, sostiene la directora del instituto.

En este departamento se intenta concienciar a los habitantes para impedir la degradación del ecosistema, gracias a los medios de comunicación existentes con el centro del país, pero los demás (Caquetá, Putumayo, Vaupés y Amazonas), no cuentan con la misma suerte, pues hay lugares internos sin protección, lo cual es aprovechado por los traficantes que al amparo de la guerrilla, organizaciones al margen de la ley y funcionarios corruptos, extraen nuestros recursos y los pasan a través de los ríos hacia Perú, Ecuador y Brasil.

Voceros del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), sostienen que el fenómeno no solo se vive en la zona amazónica de Colombia sino que también afecta la zona andina y las selvas del Chocó, especialmente en los límites con Panamá, en donde se utiliza y esclaviza a la población indígena.

En estas zonas entre 2005 y 2010 fueron deforestadas más de un millón de hectáreas.

José Yunis representante en Colombia de la ONG The Nature Conservancy (TNC), planteó en 2012, la adopción de estrategias concretas para superar la deforestación que en las dos últimas décadas Colombia no ha logrado controlar.

Mientras el Ministerio de Medio Ambiente consideró reducir a 200 mil hectáreas la deforestación en un plazo de cuatro años, dos años después no ha cumplido con la mitad de la meta ni menos restaurar 280 mil hectáreas a 2015 a las cuales se comprometió.

El problema es más complejo pues los esfuerzos del gobierno se quedan cortos mientras que la deforestación ilegal avanza a pasos agigantados.

Según Yunis, Colombia, que en comparación con otros países tiene una cifra baja de emisión de gases, podría convertirse (sin sus bosques, a causa de la tala indiscriminada) en un serio contaminador.

Estudios de ambientalistas señalan que la selva amazónica, tardó más de 22 mil años, en erigirse y tiene una importancia ecológica sin igual: almacena entre 80.000 y 120.000 millones de toneladas de carbono, un elemento fundamental para ayudar a estabilizar el clima a nivel planetario y libera el 50% del oxígeno necesario para la vida de los seres humanos y de las demás especies animales.

Si se destruyera la Amazonia se emitirían niveles de gases de efecto invernadero equivalentes a 50 veces la emisión anual de Estados Unidos de una sola vez.

Los científicos afirman que es el ecosistema con más biodiversidad de toda la tierra, manteniendo alrededor de 60.000 especies de plantas, 1.000 especies de pájaros y más de 300 especies de mamíferos, entre ellos el jaguar. La selva y su famoso río también mantienen la vida de más de 2.000 especies de peces de agua dulce y mamíferos acuáticos como el delfín rosa de agua dulce y la nutria gigante. Muchas áreas siguen siendo vírgenes por lo que un gran número de especies de plantas y animales son desconocidas todavía por la ciencia.

Pero lo insólito es que –al paso de esta deforestación-, seamos capaces hoy de arrasar en menos de un siglo la biodiversidad que la naturaleza tardó 22 milenios en construir para beneficio de la humanidad. ¿Qué triste panorama dejaremos a nuestros hijos?

Greenpeace, que ahora tiene una sede permanente en Colombia,  se unió a la sociedad civil y a líderes de las comunidades en el lanzamiento de una iniciativa ciudadana para promover en los países amazónicos leyes de “Deforestación Cero”, iniciativa que ya avanza en Brasil.

Las organizaciones ambientales en el país, instaron al Gobierno Nacional para que tome cartas en el asunto y asuma como una prioridad para los próximos años, la protección ambiental de la región amazónica colombiana, apropiando cada vez más recursos para hacerle frente al problema que hoy amenaza uno de los pulmones claves en el mundo.