Pese a las expectativas, la jornada electoral
legislativa pasó sin pena ni gloria, antecedida de una campaña sin mayores
motivaciones ideológicas, sin programas de cambio social ni de participación
ciudadana; sosa, aburrida, dominada por los caciques, y en donde el común
denominador fue el derroche de dinero y la compra de conciencias.
En el Senado de la República y la Cámara de Representantes
–con muy contadas excepciones- no hubo
renovación y sus nuevos miembros en su gran mayoría, son herederos de los
parapolíticos que hoy se encuentran presos y que se niegan a perder el poder.
En cuanto al Parlamento Andino, el voto en blanco
se impuso frente a los demás aspirantes, gracias a las campañas de algunos
partidos que optaron por no postular candidatos y para permitir que la ley que
elimina la elección directa en este organismo pueda entrar en
plena vigencia.
Pero el gran ganador de la jornada fue la
abstención, si se toma en cuenta que el
censo electoral –según la Registraduría Nacional del Estado Civil- está
integrado por 32.835.856 ciudadanos aptos, de los cuales el 56.42% no concurrió
a las urnas. La participación total fue de 14.310.317, 43.58%. 1.485.567 votos
fueron anulados y 842.615 no fueron marcados. Lo cual señala la necesidad de
reformas en el tarjetón y una mayor pedagogía electoral. En 2010, la votación
sumó 13.209.389 sufragios.
Análisis por partidos
Tomando en cuenta los resultados electorales, los
partidos de la Unidad Nacional (U, Liberal y Cambio Radical), fueron los
grandes ganadores con 47 curules en el Senado, que sumados a los 11 grandes
electores del Partido Conservador, afectos al santismo, constituyen la mayoría en
esta corporación.
En el Senado Ganó el Partido dela U., con 21
curules, siete menos que en 2010, algunas de las cuales le fueron cedidas esta
vez al uribismo y otras al conservatismo, en este caso, por decisión de sus
miembros de retornar a su partido de origen.
El conservatismo que había obtenido 22 curules en
2010, alcanzó en esta ocasión 19 cupos para el Senado. Las dos sillas restantes
le fueron cedidas al Centro Democrático, que por su parte logró 20 escaños.
Sin embargo, la lista del uribismo no es vista por
los analistas como una de las ganadoras, dado que los cálculos de sus
dirigentes, incluido el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien la encabezaba
era de 30 de sus miembros para el Senado, máxime si venía de una campaña de más
de un año y aún se mantenía latente el nombre que impuso durante ocho años de
gobierno con la denominada “Seguridad
Democrática”.
Entre los elegidos de "la mano firme y el corazón grande" figuran muchos de los herederos de la parapolítica, miembros de empresas políticas familiares y cuestionados personajes que hoy se amparan bajo las lineas de algunas columnas de periódicos. Su elección fue el producto de la inercia que generó Uribe con su lista cerrada.
El Partido Liberal, que mantuvo sus 17 curules para
Senado, no superó las expectativas y su cabeza de lista Horacio Serpa Uribe,
considerado el motor para la recuperación roja, no logró hacer andar la
maquinaria, ni siquiera en su propio departamento Santander, en donde las
cifras fueron muy pobres. Tampoco hubo renovación en sus filas. Juan Manuel
Galán, que iba con el número 100 de la lista liberal y quien mantuvo una
disputa con Serpa por la prevalencia de la lista, temía ahogarse al iniciar los
escrutinios, pero después repuntó superando la barrera de los 75 mil sufragios.
Este partido fue el mayor elector en la totalidad
del Congreso, pues detenta 39 escaños en la Cámara de Representantes.
Cambio Radical aumentó un escaño, pero tampoco su cabeza
de lista Carlos Fernando Galán, logró una votación considerable, pese al
respaldo por la cercanía de su jefe Germán Vargas Lleras con el
presidente-candidato, Juan Manuel Santos. Galán quedó de segundo después de Arturo
Char, quien remolcó esa lista, especialmente en la costa Caribe. Germán
Varón Cotrino, uno de sus notables, quien pasó de la Cámara al Senado, alcanzó
a superar los 70 mil sufragios.
Los verdes mantuvieron sus cinco curules. Tampoco
hubo mayores cambios, a no ser por el ingreso de Antonio Navarro Wolf y Claudia
López, esta última, quien hace su primera incursión en la política, pero cuya
votación fue inigualable.
En las elecciones pasadas, esta colectividad había
logrado ingresar por la puerta grande a la política, gracias al impulso que le
dio Gilma Jiménez (fallecida) y quien era considerada la mayor electora del
país con más de 200 mil votos.
A Opción Ciudadana aunque perdió numerosas curules en
el Senado, el influjo de los parapolíticos que siguen manejando tras
bambalinas al partido, le permitió mantenerse vivo con cinco escaños. En este
partido el mayor elector fue con más de 100 mil votos Mauricio Aguilar Hurtado,
hijo del exgobernador Hugo Aguilar, preso en la Picota por parapolítica y cuyo hermano es el gobernador de Santander Richard Aguilar.
La mayor fuerza de este partido proviene de sus
fundadores los ex senadores Luis Alberto Gil, y de Álvaro García Romero,
condenados por parapolítica. La esposa del primero, Doris Vega y la hermana del
segundo, Teresita García, fueron elegidas a la Cámara Alta.
Otro de los elegidos es Antonio José Correa
cuestionado por su cercanía a las empresas de Enilce López, la ‘Gata’.
Este partido que ha cambiado tres veces de nombre
(Convergencia Ciudadana – Partido de Integración Nacional – PIN y Opción
Ciudadana), logró igualmente mantener en la Cámara a cuestionados personajes de
la política nacional.
Según los analistas, estos congresistas, muy
seguramente se sumarán a las fuerzas uribistas, para impedir el paso a las
normas complementarias de los esfuerzos de paz en La Habana, Cuba.
En el Polo, que obtuvo en el 2010 más de 840 mil
votos, en esta ocasión apenas superó la barrera de los 500 mil, quedando casi
en su justa proporción, pues según dicen, muchos de sus antiguos electores
pertenecientes a otros partidos, se han desencantado de una izquierda que parece haber entrado en
el marasmo.
Es indudable, dicen los politólogos, que a esta colectividad
la afectó en su estructura los escándalos del carrusel de la contratación en
Bogotá y las peleas internas que provocaron el deslizamiento de algunos de sus
dirigentes hacia la Alianza Verde.
No obstante
Jorge Enrique Robledo, en Senado y Germán Navas Talero en la Cámara,
salvaron al Polo, que logró cinco curules.
No puede quedar por fuera de este análisis el
Partido MIRA, que hasta las elecciones de 2010 era visto como un rival de peso
en la política nacional. Esta colectividad no alcanzó los votos suficientes
para mantenerse en el Senado de la República, pero gracias a la elección de dos
de sus candidatos en Valle, Bogotá y por la circunscripción en el exterior, su
personería jurídica sigue viva.
Al MIRA le cobraron los errores de la pastora María
Luisa Piraquibe y los enfrentamientos familiares por el poder al interior de
ese partido.
Ahora le queda al brazo político de la Iglesia de
Dios Ministerial y Jesucristo Internacional, la experiencia, para no involucrar
los designios divinos con los profanos intereses terrenales y recuperarse en
los próximos años, para constituirse en una verdadera opción de cambio.
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