A más de confundir al elector, las dos casillas de voto en blanco que aparecerán en el tarjetón, es una forma legalizada para que algunos “avivatos”, pesquen en río revuelto y bajo la figura de aparentes movimientos, obtengan la devolución de altas sumas de dinero por reposición de esos votos marcados en el recuadro de los comités que realizan la promoción electoral.
Esos comités tendrán derecho a la reposición de los
votos, siempre y cuando obtengan el 4% de la votación válida en la primera
vuelta presidencial.
Para estas elecciones de primera vuelta, el Consejo
Nacional Electoral (CNE) fijó la reposición de cada voto alcanzado en las
urnas, cuando no se hayan solicitado anticipos, en $5.625.
A manera de ejemplo: Si hay 16 millones de votos y el
comité promotor, que figura con el voto en blanco en la segunda casilla del
tarjetón, como Partido de Reivindicación Étnica (Pre) obtiene 640.000 votos
marcados, tendría derecho a que el Estado le pague $3.600 millones.
Ahora, bien: ¿por qué razón se admite un comité de
promoción del voto en blanco, si la labor pedagógica del mismo le corresponde
al Estado?
¿Cuántos colombianos que votarán en blanco, en
lugar de escoger la última casilla del tarjetón, se confundirán y marcarán la
segunda (la del partido Pre)? ¿Esto no sería una trampa al elector con la anuencia
de la Registraduría Nacional del Estado Civil para fortalecer las arcas de un
movimiento que no tiene razón de ser?
Ojalá que tanto el nuevo Gobierno como el Congreso,
piensen en una nueva reforma política a fondo para que se faciliten las cosas
al elector, no haya tantas trampas y se fortalezca la democracia.
#DespiertaColombia.
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