Álvaro Uribe, en improvisada rueda de prensa
(Foto suministrada)
El senador Álvaro Uribe Vélez, urde el entramado
maquiavélico y mediático para sacarle el quite a la justicia, convoca a una
rueda de prensa en sus propios predios en Rionegro y los reporteros caen como
idiotas útiles para hacerle eco a lo que hubiera podido decir a través de un
comunicado. Él, jamás responde a las preguntas y utiliza cada una de ellas para
manifestar solo lo que le conviene.
Por eso cuando un reportero pretendió concretarlo
frente a su renuncia, por sus evasivas frente al tema, Uribe se salió de sus cabales y obviamente,
intimidó al periodista acusándolo de irrespetuoso y dijo que ese no era el objeto
de la rueda de prensa, por lo cual no se referiría al tema.
Vale la pena recordarle al conspicuo congresista,
una máxima de nuestra profesión: “no hay preguntas irreverentes de los
periodistas sino respuestas inoportunas de los personajes”.
Y era obvio, todo lo que pretendía, era convertirse
en víctima, por lo cual recusó a la terna de la Corte Suprema de Justicia que
lo investiga, porque para él, la prensa conoció primero algunos de los detalles
de su llamamiento a juicio, sin tomar en cuenta que estos se han convertido en “vox
populi” desde cuando él mismo y sus “secuaces” comenzaron a tramar –cuando se
sintieron pillados- el cambio de testimonios de los testigos, sin importar los
costos sociales políticos ni económicos y torciéndole el pescuezo a la
justicia.
Pero cabe aquí otra máxima periodística: “Los
funcionarios y los personajes callan, pero los periodistas informan”.
Y, no es de extrañar que lo que pretendía en su solapada
jugada de la renuncia, era concitar la solidaridad de cuerpo de la mayoría del Senado,
y luego retirar la carta, para demostrar que aún sigue siendo el “presidente
eterno” y continuar gozando de impunidad frente a sus crímenes.
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