PRENSA ANDINA Bogotá D.C, 25 – 10 - 2021
A “Otoniel” no lo localizaron ni capturaron gracias a la inteligencia militar ni de las autoridades de investigación, que según el Mindefensa, en varias oportunidades lo tenían rodeado y ubicado en las montañas de la vereda La Pita en Turbo, Antioquia.
Al narcoparamilitar lo capturaron, según ellos mismos, gracias a la información de terceras personas movidas por los $3.000 millones ofrecidos por las autoridades colombianas y que nunca se sabrá si se pagan o no. Veremos si el Gobierno de Estados Unidos que ofrecía US$5 millones por su cabeza, paga la recompensa.
El 15 de junio de este año, las autoridades, con la ayuda de supuestos soplones capturaron a 14 personas las cuales relacionaron con “Otoniel”, entre ellos a una mujer, pero nunca llegaron al corazón de su campamento. Dijeron, entonces, que él estaba enfermo y sin alimentos.
Cuando se inició la Operación Agamenón, el 2 de febrero de 2015, las autoridades aseguraron que en 70 días desmantelarían al Clan del Golfo; pero no fue así.
Hoy más de seis años después, si bien, fue capturado Dairo Antonio Úsuga, la guerra no parará, pues desde hace algún tiempo, “Otoniel” había sido desplazado, muy seguramente con su anuencia, por quienes ampliaron los territorios de su accionar delictivo.
En estos seis años han muerto 135 miembros del Clan y 85 uniformados, en esa guerra, se han registrado numerosos incidentes que involucran a campesinos inocentes, por los campos que han sido minados o los accidentes en desarrollo de asaltos aéreos.
Y cada vez es mayor la producción de coca, porque con la siembra los campesinos obtienen su sustento y el Gobierno parece haberles dado la espalda. Tampoco hay acciones efectivas en contra de los traficantes y muchos menos de quienes se lucran con su envío a los centros de consumo en el exterior.
Nuestras fuerzas Militares parecen ancladas en el pasado, y a los altos mandos ni al gobierno parece interesarles acabar con la subversión y con los grupos narcoparamilitares, pues es el caballito de batalla para sostener la caña del desvío de fondos y el desgreño administrativo y presupuestal.
¿En dónde queda la tecnología militar y la inteligencia artificial?
Ah, cierto que, $70 mil millones de pesos y quizás mucho más, se perdieron en las contrataciones de la Ministra de Comunicaciones Karen Abudinen, que resolvió tomarse vacaciones en el exterior, en momentos en que la Corte Suprema de Justicia, la llama a indagatoria.
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