viernes, 15 de abril de 2022

LA HISTORIA SE REPITE

Por José Antonio Mantilla

Prensa Andina (Bogotá D.C., 15-4-2022)

De la misma forma como Laureano Gómez atacaba todo lo que se relacionaba con la denominada República Liberal, tras los aciagos años de la hegemonía conservadora, blasfemando contra los presidentes Eduardo Santos y Alfonso López Pumarejo, surge otra vez la ultraderecha, con sus epítetos falaces, la mentira insidiosa y la política desleal, para arremeter con calumnias contra el candidato Gustavo Petro, del pacto histórico, en su intento por atajar su arrollador avance hacia la presidencia, incluso, poniendo en peligro su integridad personal.

Esta vez, desde el uribismo camuflado, se repite el axioma según el cual, todo se vale para frenar su ascenso electoral, pues mientras más se insista en las distorsionadas frases fascistas urdidas desde las bodegas donde operan las centrales donde no solo controlan la gran prensa sino también las redes sociales, más cala en la población la desfiguración de la personalidad demócrata de Petro.

Y para ello han invertido “todo el dinero del mundo”, financiado por el sector económico, los grandes inversionistas, industriales, comerciantes, banqueros, constructores e incluso el narcotráfico, hasta el colmo de -como lo quisieron hacer en las pasadas elecciones del 13 de marzo- distorsionar el mandato del pueblo en las urnas. Tal como ocurrió en 2018, cuando fue elegido el que dijo Uribe y que resultó ser el peor presidente en toda la historia de Colombia.

La táctica es calumniar y desgastar al candidato de la Colombia Humana, apoyados en los medios de comunicación formales que ellos dominan e incluso rechazando las pautas comerciales de la campaña de Petro.

Usar, como cuando lo hicieron con el plebiscito de la paz, todo tipo de maniobras, de tal manera que generaran pánico en los colombianos, lograran “emberracarlos” para finalmente obtener un margen de ganancia de 60 mil votos por el NO, en medio de una monstruosa abstención.

Y aunque la frase “calumniad, calumniad que de la calumnia algo queda”, fue plagiada por Laureano Gómez, la plasmó muy bien en nuestra historia política colombiana, pues desde entonces, se ha constituido en un argumento de la ultraderecha para combatir todo lo que les sea contrario a sus intereses, e impedir los cambios sociales y económicos dentro del juego abierto de la democracia.

Y de seguro esta vez no les funcionará la estrategia de “hacer emberracar a los colombianos” ni mucho menos la táctica del miedo para perpetuarse en el poder.

Colombia aspira a una alternativa de poder, cree en el cambio social y escogerá al mejor no con la “mano puesta en el corazón” sino con la seguridad de ejercer con independencia el derecho al voto, sufragar a conciencia y con la razón por la mejor opción, por un programa de gobierno serio e incluyente que nos garantice la paz, la convivencia nacional el desarrollo económico, la explotación racional de los recursos humanos y la equidad. Y ese candidato ya tiene un nombre: Gustavo Petro.




 


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