Estación de Ecopetrol en Acacías, Meta (Foto Alejandra Mantilla - Prensa Andina)
Ecopetrol, el principal motor de desarrollo de
los colombianos, podría caer en los próximos años en una situación de iliquidez
e inviabilidad de sus negocios, si no se corrigen de manera oportuna, los
vicios generados por la pésima conducción de la política petrolera en que han
incurrido los gobiernos del último siglo.
Y no es para menos, pues la politiquería, la
burocratización, la imprevisión, el despilfarro y la corrupción, parecen haber
tocado las puertas de la empresa, “la joya de la corona”, y lo que es peor sin
alertas tempranas y oportunas del control del Estado.
El problema se evidenció en 2014, a partir de la
caída de los precios internacionales del crudo, y aunque sus efectos no se
sentirán sino a partir de este año, puso al descubierto la mala gestión
realizada por las directivas de la estatal petrolera y la ausencia de una
auténtica política de desarrollo e inversión en el sector, por parte de los
gobiernos de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos.
No se trata de que el negocio petrolero –como
pensarían algunos- ya no sea rentable. Al contrario, ha sido el mejor negocio
del mundo y por eso la economía de muchos países depende, aún hoy, del
desarrollo de la industria de los hidrocarburos. Lo que ocurre, es que quienes
lo manejan deben tener la sutileza de un cirujano con el bisturí y agudeza y
capacidad para concentrarse en los multimillonarios negocios que involucran la
política, la economía, la tecnología y el manejo de los recursos naturales a
nivel mundial.
Y retornando un poco atrás vale la pena mencionar
como los gobiernos de Pastrana y Uribe, este último en dos períodos, cambiaron
las tendencias petroleras y las reglas del juego, provocando una estampida de
los inversionistas extranjeros, que enfocaron sus actividades a otros lugares
como la China, Rusia, Bolivia, Argentina y Trinidad, en donde les ofrecían
mejores garantías y rentabilidad. Por eso Colombia se quedó sin exploración y
con unas reservas que aún hoy no hemos sido capaces de aumentar
significativamente (2.445 millones de barriles – octubre 2014 – ACP).
En 2004 cuando el crudo comenzaba a aumentar de
precio, como consecuencia de la guerra en Irak y en los mercados
internacionales se cotizaba a más de US$40/b, Ecopetrol vendía a futuro a
US$32/b, presionado por el gobierno de turno que requería las transferencias
para tapar el hueco fiscal del momento.
En julio de 2008 el precio del crudo West Texas
Intermediate (WTI) alcanzó la máxima cotización de la historia: US$143.68/b,
con lo cual Ecopetrol comenzó a mejorar sus finanzas. Era una empresa sólida
con cero deudas y una rentabilidad por encima del 25%. No obstante fue el año
en que se autorizó la venta del 20% de la empresa, con acciones por debajo del
valor real (un buen negocio para los accionistas pero un pésimo negocio para la
empresa). La justificación de la venta era que estos recursos le permitirían a
Ecopetrol financiar los proyectos de inversión en exploración y sísmica en el
país.
Ecopetrol no fue previsiva e invirtió en este y los
años posteriores mucho menos de lo que debía en exploración y sísmica y comenzó
a diversificar sus negocios en Perú y Brasil, países estos que ofrecían un
nivel de riesgo mayor a Colombia. Posteriormente extendería su acción al Golfo
de México, sin que hasta la fecha haya resultados positivos que justifiquen la
expansión de la compañía.
Adicional a las bajas inversiones en el desarrollo
de la compañía, el primer gobierno de Uribe percibió transferencias por $24.85
billones y más de $27 billones en su segundo período, que sumados constituyen
casi el 50% del valor de la empresa.
El gobierno de Juan Manuel Santos no ha estado
exento de exprimir las arcas de Ecopetrol. Entre 2010 y 1013, se le han
trasferido más de $27 billones.
Tras la bonanza petrolera de 2008, el precio comenzó
a estabilizarse. En 2009 cayó hasta US$63/b y en 2010 se cotizaba el WTI a
US$83/b. Con la llegada de la Primavera Árabe (denominación que se le dio a los
conflictos en el Medio Oriente), el precio del crudo WTI comenzó a alcanzar
precios superiores a los US$100/b, pero nunca a los niveles de 2008. En 2014 la
cotización más alta fue en junio 20 cuando llegó a US$107.26/b. Al aumentar la
producción el precio comenzó a descender hasta los niveles que hoy conocemos
por debajo de los US$50/b.
Bien podría advertirse que el fortalecimiento
económico de Ecopetrol en los últimos años se debe más a los altos precios del
petróleo que a la gestión de los últimos presidentes de la compañía Isaac
Yanovich (2002 – 2008) y Javier Gutiérrez Pemberthy (2008 - 2015).
Si ellos hubieran sido previsivos y visionarios,
hoy no estaríamos lamentando el despido de más de dos mil empleados directos de
Ecopetrol y más de 20 mil contratistas, la caída en la exploración, la sísmica
y la perforación, la suspensión de los programas de renovación de la refinería
de Barrancabermeja (US$4 mil millones) ni los altos costos de la ampliación de
la refinería de Cartagena (US$7.000 millones) que debió entrar en
funcionamiento hace dos años ni mucho menos apelar al endeudamiento externo por
US$1.925 millones ($4.62 billones) equivalente a más de una reforma tributaria,
dizque para invertir en los programas de desarrollo de la empresa.
Pero aunque Ecopetrol se marchita, los gobernantes,
el Congreso y los entes de control, se hacen los de la vista gorda frente a la
suerte de la empresa modelo e insignia de los colombianos.
Muy buen artículo
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