lunes, 26 de septiembre de 2016

PORQUE CONOCÍ LA GUERRA, HOY QUIERO LA PAZ

Yo que nací bajo el fragor de las balas de los “chulavitas” y los gritos desentonados de liberales y conservadores; que sobreviví en Bucaramanga –mi tierra amada- a la violencia política que siguió tras la muerte de Jorge Eliécer Gaitán; que vi cómo se alzaban las llamas provocadas por la intransigencia política que redujeron a cenizas el diario  “El Demócrata” en el cual mi padre José Antonio Mantilla Gómez defendía ideas liberales; que soporté al lado de mi madre y mis hermanos el desplazamiento forzado; que en nuestro trasegar, huyendo por las montañas de Antioquia, desde muy niño conocí el llanto y la desesperanza de mujeres que veían caer a sus esposos e hijos doblegados por el filo de los machetes y las balas asesinas de una violencia, que seguramente se encontraron gratuitamente en su camino; que tuve que formar mi carácter soportando la muerte y desolación que dejaron los “pájaros” en los campos del Valle del Cauca; que vi caer a estudiantes y trabajadores en las calles bogotanas por reclamar los derechos que gobiernos despóticos les arrebataban; que vi nacer y crecer a las guerrillas de las FARC, el ELN, el EPL, el M-19; que escuché el ruido de las armas de ejércitos privados amparados en la oficialidad; que vi como los vergeles sucumbieron frente a las yerbas malditas y murieron los peces por la contaminación de los ríos. Yo que viví muy de cerca los horrores de la guerra, no quiero que se repita esta historia para mis hijos.

Hoy, en la cima de mi madurez, sin odios, con el corazón abierto, mi espíritu sereno y con la experiencia que me brinda la vida, votaré SI en el plebiscito, porque quiero estrechar las manos con mis díscolos hermanos y abrazar la paz que nos ha sido tan esquiva a los colombianos.

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