martes, 4 de octubre de 2016

SIN PAZ NO HAY FUTURO

       PASTRANA - URIBE - SANTOS

Juan Manuel Santos, aunque aún está a tiempo de rectificar, pudo haber pasado a la historia como el presidente de la paz, pero casó tres peleas al mismo tiempo prevalido de su ego: La ratificación de los acuerdos en el plebiscito con el uribismo; la reforma tributaria con la élite económica del país y la adopción ligada a una nueva enseñanza de ideología de género en la educación, con los católicos y cristianos de la ultraderecha, con lo cual perdimos todos los colombianos.

Qué difícil será ahora recuperar lo perdido:

Tendremos que explicar ante la comunidad internacional –que tanto nos han apoyado para superar el conflicto- porqué ganó el NO con apenas el 18.24 % de un total de 34.899.945 colombianos mayores de edad con capacidad de pensar y aptos para acudir a las urnas.

No parece lógico que un país como Colombia tenga una democracia tan débil y manipulable, en donde por razones políticas de ultraderecha, económicas, religiosas y de género, una pírrica minoría se imponga frente al derecho inalienable de más de 48 millones de personas a vivir en paz. 

¿Será que le estamos dando la razón al expresidente de Uruguay, José Mujica, en reciente visita a Medellín, cuando dijo que los colombianos no pueden ser tan “tarados” de desaprovechar esta oportunidad para la reconciliación?

Más difícil aún será conciliar los intereses de la paz con un grupo que sistemáticamente se ha negado buscar acuerdos, coincidencias y afinidad con el Gobierno Santos, pese a las invitaciones que el propio mandatario les hizo desde hace dos años a los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, para que guiaran con sus luces la parte crucial de las negociaciones en Las Habana.

Los dos expresidentes, esperaron a que se “cocinara” el Acuerdo Final, para arreciar sus críticas, sin aportar, en cambio nada positivo, para mejorar el documento, que en cambio sí tuvo el aval de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la comunidad internacional y todos los países del mundo, especialmente de aquellos en donde hubo conflictos similares que ya fueron superados.

Incluso la Corte Penal Internacional, lo consideró como “un logro histórico para Colombia” y resaltó que no se incluyeran amnistías o indultos para los delitos de lesa humanidad o los crímenes de guerra. Un documento en tal sentido fue suscrito por Fatou Bensouda, fiscal de la CPI, quien durante los 4 años de negociaciones siguió de cerca el proceso.

El 12 de agosto último, con ocasión del XVIII Encuentro de la Jurisdicción Ordinaria, sobre Justicia transicional, Paz y Pos conflicto, el Papa Francisco en un mensaje leído por el Arzobispo José Daniel Falla, hizo votos por los esfuerzos de reconciliación entre el Gobierno colombiano y las FARC.

Pero los promotores del NO resultaron más papistas que el papa e indujeron a error a los votantes, con mentiras insistentes, tergiversando los puntos del Acuerdo con lo cual obtuvieron una mínima mayoría, pero al fin y al cabo mayoría en el plebiscito.

Los resultados son la consecuencia del error del Primer Mandatario, al convocar a un plebiscito para ratificar los acuerdos de La Habana, cuando él tenía la potestad, por un mandato superior de ponerlos en vigencia, máxime si la Corte Constitucional le había dado el aval al Marco Jurídico para la Paz (25 de julio de 2013), aprobado un año antes por el Congreso (Acto Legislativo 01 de 2012).

La importancia del Marco Jurídico para la Paz reside en que “prioriza” los delitos en la investigación y la "selección" de los responsables, que de otra manera, investigarlos y juzgarlos por los 304.000 hechos denunciados durante el conflicto tomaría un siglo.

Pero eso tampoco lo tuvieron en cuenta los promotores del NO, que en su acción vindicativa solo buscan meterle más palos a la rueda de la paz y dilatar las decisiones ya tomadas que no deben ser modificadas en lo esencial, pues también a Santos se le reeligió, más que por sus erradas o acertadas decisiones de gobierno, para hace la paz.

Vale la pena destacar como en un debate en el Consejo de Manizales el senador Uribe dijo que “es mejor quedarse 20 años negociando con las FARC en la Habana y con los que estén en Colombia concentrados cumpliendo con el cese de todos los delitos, y dándoles todas la garantías que aprobar estos acuerdos ahora”.  ¿Esa es la voluntad de paz de quienes votaron por el NO?

¿Y, ahora, porqué el Gobierno y los colombianos deben creer en la voluntad de paz de los comisionados uribistas, que ni siquiera estuvieron en la reunión convocada por Santos en la Casa de Nariño? ¿Es el Centro Democrático la única oposición a la cual hay que escuchar? ¿Qué pasará con los dos sectores restantes que también votaron por el NO y que muy seguramente tienen exigencias para con el Gobierno? ¿Estarán dispuestos todos a sentarse con la guerrilla de las FARC en La Habana para discutir los temas que podrían salvar el acuerdo?

Uribe formuló tres propuestas para que se continúe con el proceso de paz: Amnistía a guerrilleros, protección efectiva para las FARC y alivios judiciales para las Fuerzas Armadas. Dos de estos puntos están resueltos en el Acuerdo y el tercero implica tras bambalinas mantener la impunidad (de la que tanto habla) para los militares presos, acusados hoy de crímenes de lesa humanidad y de auspiciar el paramilitarismo, del cual tanto sabe el exmandatario. Lo difícil es que las FARC acepten sus planteamientos y que el uribismo deponga los ánimos para admitir las razones y planteamientos de la guerrilla.

De lo que se decida, depende que el ELN se siente a negociar el segundo capítulo del proceso.

Al finalizar el presente artículo, se anunció que los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, irían el miércoles temprano a la Casa de Nariño para reunirse con el Presidente Juan Manuel Santos. Ojalá haya un entendimiento para que salgamos pronto de la indecisión y la incertidumbre y veamos la luz al final del túnel. ¡Que el Gran Hacedor los ilumine!


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