En una de sus misiones humanitarias, Piedad Córdoba,
recibió en las selvas colombianas a Gloria Polanco de Lozada,
luego de ser liberada por las FARC. (Foto AFP)
Los dos fallos del Consejo de Estado que le permitirán a la exsenadora
Piedad Córdoba retornar a la vida pública, tienen, no sólo la connotación de la
reivindicación de la dirigente para con el pueblo que la eligió antes de ser
destituida sino además, la implícita censura al exprocurador Alejandro Ordóñez
Maldonado por sus actuaciones indebidas, sesgadas y políticamente
malintencionadas, que lo colocan como el peor jefe que haya pasado por el
Ministerio Público en muchos años.
Y es que Ordóñez Maldonado se ensañó en contra Córdoba desde cuando en
noviembre de 2008, fue ungido en el cargo por una abrumadora mayoría de 81
votos de 102 posibles. En ese entonces, la dirigente perteneciente, por la época, al Partido Liberal, se apartó de las mayorías.
Buena parte de los congresistas, incluyendo a los liberales dijeron
haber votado, “tapándose la nariz”, no obstante las críticas por las posiciones
radicales ultraderechistas de Ordóñez y su tendencia a absolver a impúdicos congresistas
en el Consejo de Estado, cuando fungió como su Presidente.
Ordóñez conocía las posturas independientes de Córdoba y su matiz
izquierdista que siempre la caracterizaron en la actividad política y que la
condujeron a hacer parte de la Comisión de Paz del Senado y posteriormente como
gestora de paz, avalada por los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, primero y, luego,
por Juan Manuel Santos.
Esa cercanía necesaria de Piedad con las FARC, que le permitió ser
mediadora esencial en la liberación de numerosos secuestrados en poder de esa
guerrilla y supuestos documentos hallados en poder de los computadores de Raúl
Reyes, dado de baja durante la Operación Fénix, le sirvieron de base a Ordóñez
para tumbar su curul e inhabilitarla por 18 años para ejercer cargos
públicos.
Seis años después, la Corte Suprema declaró la ilegalidad de los
documentos recolectados en los computadores de Reyes y falló a favor de la
excongresista, advirtiendo que no existían pruebas que le permitieran al
Ministerio Público inferir su vinculación a la que se denominó como la “Farcpolítica”.
Además muchos de esos documentos habían sido manipulados y los correos
alterados.
Ordóñez, miembro de Tradición Familia y Propiedad, se congraciaba con
el sector más ortodoxo de la Iglesia Católica y sacaba a flote su odio
homofóbico, casando peleas por posiciones religiosas incluso con la Corte
Constitucional.
Era evidente cómo el exprocurador aprovechaba su cargo, para sancionar
a quienes no estaban de su lado o que podrían constituir un obstáculo en su
carrera a una eventual candidatura presidencial, mientras exoneraba a sus
amigos y copartidarios de la extrema derecha como en el caso de la “Yidispolítica”
las “chuzadas” o la "parapolítica".
A medida que fueron saliendo sus amigos del Consejo de Estado y estos
fueron reemplazados, las cosas comenzaron a cambiar y la esperanza volvió a
muchos de los encartados por investigaciones disciplinarias impuestas por Ordóñez.
Uno de esos casos, es la destitución e inhabilidad por 12 años que dictó
la Procuraduría General de la Nación contra el ex alcalde de Medellín, Alonso
Salazar, por participación en política, considerada como “exagerada” por los
magistrados y quienes cambiaron la sanción por una simple amonestación.
Otras investigaciones en poder hoy del Consejo de Estado son las
referentes al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, inhabilitado en primera
instancia, por el caso de las basuras y luego por la aprobación del POT; la
destitución del profesor de la Universidad Nacional Miguel Ángel Beltrán,
señalado de ser colaborador con las FARC y las denuncias que implican al
senador Iván Cepeda por presionar, supuestamente, a paramilitares presos para
que declaren en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Y volviendo al caso de Piedad Córdoba, nunca antes, un dirigente
político colombiano recibió una sanción disciplinaria tan severa como la muerte
política definitiva que se le impuso a esta mujer que siempre se ha caracterizado por esgrimir las banderas de la paz y de los derechos humanos.
Con todo esto, desde distintos escenarios se considera que Alejandro
Ordóñez Maldonado -apoyado por un grupo de conservadores recalcitrantes, quien hoy
saca pecho al lado de los uribistas y algunos pastores homofóbicos, por el
triunfo del NO en el plebiscito-, no puede quedar impune frente a tantas
atrocidades cometidas en desarrollo de su gestión como Procurador, cargo para
el cual fue reelegido de manera ilegal e inconstitucional.
Y en esos mismos escenarios, los colombianos nos preguntamos: ¿Será que
además de los reajustes de impuestos que se nos vienen encima por virtud de la
Reforma Tributaria, nos tocará a los contribuyentes meternos la mano al
bolsillo para pagar las indemnizaciones millonarias que se generarán por los
fallos sesgados de Ordóñez?
En el solo caso de Piedad Córdoba (senadora 2010 -2014) las reclamaciones
a las cuales tiene derecho, podrían alcanzar la cifra de los $2.500 millones,
tomando en cuenta que se le dejaron de pagar 44 mesadas en el Congreso, desde
cuando fue destituida en noviembre de 2010.
Debe tomarse en cuenta la indexación, el pago de prestaciones sobre un
salario de la época de $25.915.432; el lucro cesante y el daño emergente; las
presiones sicológicas a las cuales fue sometida tanto ella como su familia y
las constantes amenazas que tuvo que soportar.
El Artículo 90 de la Constitución Nacional señala que “El Estado
responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial de
uno de uno de tales daños, que haya sido consecuencia de la conducta dolosa o
gravemente culposa de un agente suyo, aquel deberá repetir contra este”.
De manera, que el Procurador General de la Nación que resulte elegido en
el Senado, tendrá la obligación de buscar por todos los medios que Ordóñez
Maldonado, pague al Erario, los dineros que por su culpa se generaron en
indemnizaciones por sus apasionados actos.
¿O será que como el ejemplo cunde, "tomará las de Villadiego", como los
funcionarios del Centro Democrático, procesados y condenados por graves
delitos, que hoy se encuentran prófugos en distintas partes del mundo?
NOTA AL MARGEN:
Piedad Córdoba
anunció que la indemnización que el Estado tendrá que pagarle por la
destitución que resultó ilegal, la destinará a fortalecer el papel de las
mujeres víctimas.
Es lo justo. Que pague el Procurador.
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