Andrés Felipe Arias y su consejero,
el expresidente Álvaro Uribe Vélez
De cómo una
joven promesa del uribismo deslumbrada
por la fama, cae en el infierno de su
propia egolatría.
El senador Álvaro Uribe hizo una “vaca” entre sus
correligionarios del Centro Democrático a través de Twitter, para pagar en
Estados Unidos la fianza de US$100 mil por la libertad condicional de su ex
ministro de agricultura, Andrés Felipe Arias, mientras se define en ese país –a
finales de noviembre-, una solicitud de extradición de las autoridades
colombianas.
La colecta pública que alcanzó en tiempo récord de
72 horas a recaudar más de US$132 mil al interior del país, no deja de ser exótica
y quizás linda con la ilegalidad, si se tiene en cuenta que se trata de pagar a
través de ellas las cauciones de un delincuente que prefiere el exilio antes
que someterse al veredicto de las autoridades nacionales.
Arias se encuentra en los Estados Unidos desde
2014, a donde viajó huyendo para eludir una condena de 17 años impuesta por la
Corte Suprema de Justicia, que lo halló culpable de varios delitos, en desarrollo
de la ejecución del programa Agro Ingreso Seguro que administraba a través del
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR).
El propio Uribe Vélez, viajó a ese país, para
atestiguar en favor de su pupilo y contribuir a fortalecer el argumento
según el cual Arias sería el “chivo expiatorio”
de una persecución política del Gobierno de Juan Manuel Santos en su contra.
Si eso fuera cierto, quizás no habría alcanzado a
llegar al Congreso con una fuerza de 32 senadores y representantes, ni mucho
menos haber participado en el Plebiscito por la Paz, que ganaron por un escaso
margen, aunque con argumentos falaces para oponerse al proceso de reconciliación
nacional.
Pero esa es la divisa que está vendiendo en el
exterior y que tantos réditos le ha dado, aunque 18 de sus más allegados funcionarios
han sido procesados y condenados por diversos delitos; 82 congresistas que le
apoyaron en el pasado fueron vinculados con parapolítica y también procesados y
condenados y algunos otros de sus
exfuncionarios se encuentran igualmente huyendo de la justicia colombiana.
Uribe está preparando el camino para buscar en 2018
la presidencia para el Centro Democrático, utilizando para ello sus ortodoxos
métodos populistas, figurando en todo cuanto le dé réditos políticos así tenga
que venderle el alma al diablo, pues para él, como lo ha demostrado, el fin sí
justifica los medios.
Por eso, abrió la ventana mediática que le brindó
Andrés Felipe, vendiéndolo como una víctima del sistema, aprovechando el
amarillismo con que algunos reporteros manejados a su antojo, tratan con
superficialidad los temas que debieran merecer seriedad y profundidad en la
prensa colombiana.
Vale la pena recordar que este episodio lo inició el
ex procurador Alejandro Ordóñez –hoy amigo íntimo de Uribe-, cuando en mayo de
2011 en un fallo de más de mil folios, destituyó e inhabilitó a Andrés Felipe
Arias Leiva para ejercer cargos públicos por 16 años, al encontrarlo culpable
de las faltas disciplinarias probadas y compulsó copias a la Fiscalía para que
se iniciaran las investigaciones penales correspondientes.
En 2014, con base en las indagaciones de la
Fiscalía, la Corte Suprema de Justicia lo halló penalmente responsable como
autor de las conductas punibles de contrato sin cumplimiento de requisitos legales
y peculado por apropiación.
En el fallo
de más de 300 folios condenó a Arias Leiva a las penas principales de 209 meses
y 8 días de prisión y al pago de una multa equivalente a 50.000 s.m.l.m.v., e
interdicción de derechos públicos por el mismo lapso de la pena principal y,
además, a la inhabilidad para el ejercicio de funciones públicas.
Además, en dos ocasiones distintas, la Corte
Constitucional negó tutelas que pretendían echar abajo los fallos condenatorios
de Arias. Luego, entonces, si ha tenido el exministro las garantías necesarias
en sus juicios y se le ha respetado el debido proceso, todo lo cual deja sin
piso las afirmaciones de sus oficiosos defensores.
Claro que es penoso para alguien que, como él, se
encuentre en semejante situación y que haga pasar por tantos sufrimientos a su
familia. Quizás, pudo más su ambición y como a muchos les pasa, se deslumbró
con la fama que no supo administrar.
Sus padrinos políticos, como el propio Uribe, contribuyeron a endiosarlo y lo abandonaron en
mitad del camino, cuando ya estaba metido en líos junto a los funcionarios que
lo rodeaban. Muy tarde aprendió la lección cuando lo tocó con su espada la
ciega justicia.
Y sus amigos, los mismos que hicieron la “vaca”
para pagar su fianza en USA, ahora tendrán que recolectar un “hato” completo
(seguramente con Fedegan a la cabeza y los terratenientes subsidiados) para
pagar en Colombia los $34 mil 472 millones que vale el detrimento ocasionado al
Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural (MADR), por sus desafueros con el programa Agro Ingreso Seguro. "Dura lex sed lex".
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