Ortega y Gasset (Dirigiéndose al
director del diario):
«La prensa no es usted ni soy yo
ni las docenas de periodistas madrileños con sus nombres propios e
inalienables: es una fuerza histórica elemental y tremenda, sobre la cual
tenemos que meditar todos, usted y yo, los periodistas madrileños y los
ciudadanos de todas las naciones».
Pero, obvio es, que el ejercicio
del periodismo implica responsabilidades ante la sociedad y la ley. Los
periodistas, los medios y cualquier persona que utilice sistemas de
comunicación, deben hacerlo con transparencia, veracidad y conciencia del poder
de que disponen, so pena de responder ante las autoridades por el abuso de los
mismos.
El mundo moderno ha obligado a la
búsqueda de nuevos canales de comunicación, relegando de lejos a la vieja
prensa e imponiendo a gran velocidad el internet, llevando, incluso a la radio
y a la televisión, el influjo de las redes sociales para no desaparecer del
plano en que se han movido en el último siglo.
El avance en la electrónica y la
masmedia, impone nuevos criterios de comunicación y la adaptación de sus
actores a los requerimientos masivos frente a una población que cada vez más
rápidamente, asimila estos portentosos descubrimientos que hicieron que el
mundo fuera cada vez más pequeño.
Esa es la razón por la que el
periodismo universal está cambiando, de acuerdo con los requerimientos de la
sociedad. En muchos países, entre ellos el nuestro, el ejercicio del periodismo
no es una profesión y cualquiera con preparación adecuada puede desempeñarse
como tal. Las universidades que siguen “fabricando” periodistas no han
evolucionado con la velocidad requerida y muchos jóvenes salen a enfrentarse a
ciudadanos empíricos que aprovechan los medios a través de blogs, espacios en
periódicos y páginas de internet, para difundir sus ideas o las noticias de su
comunidad.
Pero los periodistas no deben ser
temerosos a perder su labor, pues siempre se requerirá de ellos para investigar
las historias, saber escoger los temas, presentarlos oportunamente y someterlos
a su propio análisis antes de llevarlos a un
jefe de redacción o a un editor, lo cual no es tarea que se aprenda de
la noche a la mañana.
Para conciliar estos intereses
han aflorado las páginas de periodismo ciudadano, que se han constituido en los
nuevos medios. Y aunque hay miles de ellas en la WEB, pocas saben utilizar la
información del ciudadano común y corriente, que bien trabajado podría
constituirse en un reportero más de la empresa, al cual sacarle provecho, pues
hay que verlo como una fuente directa.
A manera de ejemplo podemos citar
lo que ocurre en Siria, en donde existen muy pocos medios, todos controlados
por el gobierno y los reporteros extranjeros son escasos. La mayoría de las
informaciones salen de los ciudadanos que graban con pequeñas cámaras de video
las atrocidades de un país en guerra o toman fotografías y las envían junto con
algunos datos a través de teléfonos celulares o clandestinamente por internet
para que se difundan a través de los grandes medios del mundo.
Y así como avanza la tecnología,
muchos se quedan rezagados en la información, siendo aprovechados por la
corrupción y el poder de la economía y la política, que todo lo arrasa a su
paso, pero que disponen de los medios a su alcance para sobresalir conquistar
pueblos enteros, violándoles su fuero interno, su intimidad y sometiéndolos
intelectual y sicológicamente.
La línea editorial y la ética
Por todo lo expuesto
anteriormente, es que los periodistas tenemos unas obligaciones con la sociedad
que van más allá del simple ejercicio de un oficio y de las consideraciones
simplistas de lo que debe hacerse o no hacerse, limitándonos frente a una ética
y una moral, urdida por los poderosos para someter a los desvalidos. Para
distinguir entre lo bueno y lo malo no hacen falta posgrados ni doctorados;
solo tener cinco sentidos.
La objetividad periodística, el
equilibrio informativo y la independencia no existen. Cada quien la aplica como
le parece y como le conviene. Lo único es que hay que tratar de acercarse lo
más posible a ello.
El presidente del Grupo Planeta,
José Manuel Lara, con ocasión del premio que anualmente entrega esa
organización a algunos periodistas, dijo: "Tengo la información suficiente
para saber que la independencia es imposible y lo saben todos". Se refería
así a que los medios no pueden sustraerse a tomar partido en un tema tan
delicado como la emancipación de Cataluña.
Es cierto que la función del
periodista es informar a la sociedad sobre asuntos que le sean de interés, circunscrito
a la realidad, para lo cual tendrá que verificar datos, investigar, ser honesto
y prolífico en la historia que realice. Pero otra cosa son los columnistas o el
editorialista del medio, -que casi siempre es el director o alguien muy cercano
a él-, quienes pueden, sin temor a hacerlo- comentar, analizar y orientar sobre
los hechos que sirven de tema. De eso se trata, el editorialista es el
orientador de una opinión. No hay ningún pecado en ello, a no ser que esté
inmerso en una incompatibilidad, como hablar de política siendo un político o
defender un negocio de una empresa de la cual se es socio o inclinar la balanza
hacia un contrato cuando se tienen intereses en él.
Por lo demás, la independencia en
la línea editorial no se pierde por el hecho de que en una de las columnas
centrales el medio se muestre, en un momento dado, afecto a un personaje o a un
criterio político determinado. La independencia se expresa no solo por la
posición eventual frente a un hecho, pues el editorialista bien puede criticar
luego u oponerse al personaje o al hecho que motivó un determinado escrito si
ve que este se aparta de su consideración inicial.
La independencia del medio se
refiere no solo a su línea editorial sino a la coparticipación de pensamientos
disímiles entre los columnistas. Máxime si entre el grupo de opinión hay
quienes escriben con libertad sobre sus propios conceptos económicos, políticos
o sociales sin que sean cuestionados por la directivas del medio.
Así como el periódico puede con
libertad mostrarse en sus editoriales en contra de un gobierno, bien puede, sin
perder su condición de independencia, buscar en un momento dado el apoyo de la
comunidad a la cual sirve, para conseguir propósitos que interesan a todos.
El respeto por la opinión
comienza por el respeto a sus editorialistas.
Otra cosa es que no se permitiera
que quienes integran o integraren el equipo de opinión, o, la misma ciudadanía
que acude al medio, no pudieran expresar libremente sus criterios en torno al
acontecer diario del país y de la comunidad en general.
Hay que distinguir, sin embargo,
entre quienes tienen la facultad de opinar, quienes llevan la línea editorial y
los periodistas comunes, estos últimos, quienes deben ceñirse estrictamente a
las condiciones establecidas para la información, lo que generalmente está
expuesto en el manual de redacción.
En el caso de la información que
se genera para un medio de la WEB, la noticia debe ir más adelante de lo que la
presentan en la prensa, la radio o la televisión, pues cada historia debe
presentarse con un análisis para mayor comprensión del receptor. Ese simple
hecho si no sabe manejarse, podría convertir la noticia en un hecho puramente
subjetivo.
Especialmente en Colombia, es
necesario tomar en cuenta que los grandes medios (prensa, radio, televisión,
revistas) pertenecen a conglomerados financieros y a través de la
desinformación buscan crear polos de poder político y económico, razones por
las cuales el lector indaga por medios alternativos que lo orienten en la toma
de sus decisiones.
El nuevo fenómeno
En octubre de 2012, en plena
campaña por la presidencia de los Estados Unidos, el diario estadounidense New
York Times dio su apoyo a la reelección de Barack Obama en un editorial
publicado en el que destacaba los logros como la reforma sanitaria y “el firme
compromiso para promover el crecimiento económico”.
El diario neoyorquino aseguró que
debido a las políticas económicas, sociales y en asuntos exteriores
desarrolladas por el presidente demócrata “apoya de manera entusiasta a Barack
Obama para un segundo mandato”, del mismo modo que hizo en 2008.
En su posición fue seguido por
otros diarios como el Washington Post, Miami Herald, el Tampa Bay Times, The
Angeles Post, e incluso la influyente
revista inglesa The Economist.
De igual manera lo hicieron los
diarios Naples Daily News, Orlando Sentinel, South Florida Sun Sentinel y el
Tampa Tribune, que apoyaron al candidato republicano Mitt Romney.
No por haber advertido el apoyo a
uno u otro candidato, estos influyentes diarios dejaron de ser considerados
como independientes ni perdieron su línea editorial.
El periodismo moderno impone
otros criterios y especialmente los medios alternativos son los llamados a
orientar a la opinión, por encima de la desinformación evidente de los grandes
y poderosos medios que manejan las comunicaciones a su antojo.
De la función del periodista se desprende la responsabilidad
jurídica, la responsabilidad social y la responsabilidad política, las cuales,
a su vez, no pueden separarse de la ética periodística.