Escuchando las intervenciones radiales de hoy,
tanto del alcalde popular de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, como las réplicas
de su antecesor Luis Francisco Bohórquez, (en medio de un agarrón a micrófono
tendido), queda la sensación de que el enfrentamiento no obedece a criterios
sanos de administración ni mucho menos por el desarrollo de Bucaramanga sino a
problemas personales que deben derivar en investigaciones, pues las
afirmaciones comprometen seriamente a ambos mandatarios en el manejo de la cosa
pública.
Si Hernández está seguro y tiene pruebas de la
malversación de fondos, el despilfarro y supuestos peculados en la
administración de Bohórquez, ¿por qué no lo ha denunciado ante la Procuraduría,
la Contraloría y la Fiscalía, en lugar de hacer tanto escándalo mediático? ¿Ocho
meses no son suficientes para haber enderezado las finanzas del municipio?
Si hubo peculados en la contratación de los
créditos para Bucaramanga, debe investigarse también a los concejales de la
época, pues ellos aprobaron los proyectos del alcalde Bohórquez. Y si Bohórquez
es inocente del desfalco a las arcas de Bucaramanga, ¿por qué no se defiende de
tamañas acusaciones? ¿Acaso Hernández –de no ser ciertas sus denuncias- no
puede ser imputado por Bohórquez de injuria y calumnia?
Es en los estrados judiciales –con la ley y la
Constitución en la mano- en donde hay
que demostrar quién tiene la razón y no en las tribunas improvisadas de las
emisoras, pues lo que se hace al aire queda en el aire.
Los bumangueses merecemos respeto y tenemos derecho
a saber la verdad sobre el manejo de las finanzas públicas de la ciudad.
A Hernández se le eligió para que maneje administrativa
y financieramente a la capital santandereana y no para que se vaya por la línea
del menor esfuerzo, como es declarar en “bancarrota” a Bucaramanga, con lo cual
todos perderíamos lo que ha ganado la “Ciudad Bonita” como municipio en
categoría especial.
En las dificultades es en donde los buenos administradores
demuestran su imaginación e inteligencia.
Ya es suficiente de tanta pelea en donde los
perdedores somos todos. Por lo demás, que entre el diablo y escoja.
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