Otra vez se frustraron las aspiraciones de los
pensionados de mantener un equilibrio en los aportes para la salud frente a los
demás trabajadores del sistema contributivo.
El último desengaño lo vivieron por cuenta de los
congresistas que conciliaron la mal llamada Reforma Tributaria, que aceptaron
la propuesta del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, para
discutir los puntos álgidos del proyecto, en su propio despacho y sin la
intervención de asesores ni mucho menos de periodistas.
Dos días antes, el ministro había advertido que ese
punto (el de la reducción del 12 al 4 por ciento del aporte para la salud de
los pensionados con mesadas inferiores a cuatro salarios mínimos legales
mensuales vigentes) no iría, por considerarlo inconveniente para las finanzas
del Estado. Esa iniciativa surgió de la plenaria de la Cámara de
Representantes.
Otra vez el ministro Cárdenas Santamaría, se salió
con la suya, como lo hizo en 2014 y en 2015.
Antes, el Senado ya había dado muestras de su desdén
para con los jubilados de Colombia, al negarse a incluir una iniciativa
similar, al cual sólo le faltaba su discusión en plenaria para convertirse en Ley de la República. Otro proyecto: el que ataba los reajustes anuales de los
pensionados al SMLMV y no al IPC, también se hundió en las sesiones ordinarias
por desidia de los congresistas.
Ambos proyectos fueron una promesa del Presidente
Juan Manuel Santos en la campaña para su segundo mandato, con lo cual se hizo a
los votos de dos millones de pensionados en todo el país. Gracias a lo cual pudo
concretar Los acuerdos de La Habana.
Si no hubiera sido por esta fuerza de las personas
de la tercera edad, que creen en la democracia colombiana y en la importancia
del sufragio, hoy no tendríamos la esperanza de la paz y mucho menos el Jefe
del Estado habría obtenido el Premio Nobel con el cual pasa engrosar las
páginas de la Historia de Colombia.
INEQUIDAD
CON LOS PENSIONADOS
Aunque la rebaja del 12 % al 4 % no beneficiaba a
los dos millones de pensionados que actualmente hay en Colombia, sí se hacía
justicia con la mayor parte de ellos, al menos mitigándo en parte, el
rosario de descuentos a que se ven sometidos desde cuando se les notifica la
resolución respectiva, como si se tratara de un premio, y no de una obligación
del Estado para quienes cumplieron su ciclo laboral, cotizando mes a mes,
pretendiendo alcanzar un justo retiro y terminar su vida dignamente.
Pero ni el Gobierno Nacional, ni los congresistas,
ni la clase política de este país, piensa en los pensionados como un todo, sino
en “buscarle la comba al palo”, planteando iniciativas demagógicas para sacar
réditos personales, aunque ello lleve implícito dividir sectores importantes de
la población.
Las políticas públicas benefician a toda la
comunidad y no a una parte de ella, de tal manera que su aplicación no se
convierta en una discriminación o en un sofisma de distracción.
En el caso del proyecto de la reducción del aporte
en la salud de los pensionados, se dejaba por fuera a quienes devengan
mesadas por encima de los 4 SMLMV, como si todos no tuvieran las mismas
necesidades. Entonces, se pretendía castigar a los de mayores ingresos como si
no hubieran pasado por el mismo rasero que disminuye sus pensiones, sometidas
hoy al incremento con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y no –como es su
aspiración- al reajuste del salario mínimo.
DESCUENTOS
INJUSTOS
Y si hablamos de salud, los pensionados con más de
un SMLMV deben pagar también mucho más por copagos, por vales de médicos y
laboratorios, lectura de exámenes y medicamentos (cuando no se les diagnostican
medicamentos por fuera del POS).
En los últimos diez años las pensiones de más de un
SMLMV han perdido el 18 % de su poder adquisitivo, mientras los impuestos,
arrendamientos, transportes, peajes crecen en la proporción del IPC y las
matrículas en colegios, universidades, los medicamentos y los productos de la
canasta familiar son reajustados en la misma proporción del salario mínimo o
más. Y para colmo, todo con el IVA del 19 %.
Del lema del gobierno de Juan Manuel Santos, solo
se salva el esfuerzo por la paz, pero se raja en equidad y educación.
El entrante es un
año eminentemente político y nuevamente los aspirantes a la Presidencia
de la República y los candidatos a ocupar las curules de Senado y Cámara de
Representantes, se volcarán a buscar el apoyo de los electores. ¿Será que con
todo esto, seremos capaces de buscar otras alternativas castigando la demagogia
y la corrupción, o por el contrario, seguiremos en las mismas y con los mismos?
A los congresistas ni les va ni les viene lo que
pase con los pensionados. Ellos ni siquiera tocaron sus mesadas de más de $30
millones, para el año entrante; y si se jubilan, lo hacen con más de $15
millones y con muchas gabelas –esas sí legales-, mientras los trabajadores
deben mendigar por su salario.
¡Despierte
Colombia!
Para todos, un feliz Año 2017.
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